Mario Mendoza hace distopías, porque la utopía se le vino encima y se hizo trizas contra el suelo. Recurre a su detective de culto Frank Molina sin caer en ningún tipo de fantasía, quien a pesar de su circunstancia personal (borracho, marihuano y paciente psiquiátrico), acude para asesorar a la policía sobre unos asesinatos que suceden en el barrio Santa Fe de Antioquia.
Ciudad de México, 12 de agosto (MaremotoM).- La novela es demoledora. Tanto así que dejó a su autor, el colombiano Mario Mendoza, sin escribir otra cosa. Va haciendo algunos cómics, algunas novelas gráficas, pero Akelarre (Planeta) fue como bajar hacia el abismo y desde ahí, por lo pronto, no tener ninguna esperanza.
Mario Mendoza hace distopías, porque la utopía se le vino encima y se hizo trizas contra el suelo. Recurre a su detective de culto Frank Molina sin caer en ningún tipo de fantasía, quien a pesar de su circunstancia personal (borracho, marihuano y paciente psiquiátrico) acude para asesorar a la policía sobre unos asesinatos que suceden en el barrio Santa Fe de Antioquia.

Al fondo del misterio que guarda entre sus páginas Akelarre, la novela más ambiciosa del escritor colombiano Mario Mendoza, se encuentran temáticas como el feminismo, la brujería, la venganza y el ambiente criminal de Bogotá, que bien podría hallarse en cualquier gran ciudad latinoamericana donde convive el caos y la desmesura.
Ese es el parámetro que utiliza el autor para recorrer el continente: el mundo perdido en un medioevo constante, diciendo que alguien salvará al hombre y y los salvadores entre las ferias de comidas y de baratijas.