Tenemos el libro Otros títulos, publicada por Cuadrivio Ediciones; él, por supuesto, se resiste a los encasillamientos, donde combina las artes visuales, tipográficas, fotográficas y literarias para trazar un camino donde se encuentran el surrealismo pasado y la ignorancia presente: ¿cómo ver que en el diseño hay poesía y como la poesía está en todas las cosas que hacemos?
Ciudad de México, 18 de agosto (MaremotoM).- Entrevistar al diseñador gráfico y poeta Alejandro Magallanes siempre da esa intimidad de encontrarse con un creador cercano, con alguien que tiene las mismas preguntas que tú y como tal intenta explorar todos los caminos.
Está en la editorial Almadía desde su fundación y mucho del éxito de esta empresa va unida a su línea férrea y tal vez siempre en vuelo, como si quisiera atrapar no sólo el tiempo presente sino también el porvenir, tan esquivo.
Ahora imagina un cambio en la presencia de Almadía, pero no sabemos mucho de eso, pero de lo que sí sabemos es que Alejandro acaba de sacar dos libros, uno de poesía y el otro de imagen o la verdad tiene un poco esa mirada sobre sí mismo –y por lo pronto sobre el lector- de preguntarse todo y responderse según venga el día.
Desde su primera aparición con los poemas en Almadía (decía entonces que publicaba donde estaban “mis amigos”) Con qué rima-tima, Alejandro muestra un gran crecimiento como creador sobre todo en el sentido de que no hay muchas respuestas a todo lo que plantea, sino que precisamente hay más preguntas.
Tenemos el libro Otros títulos, publicada por Cuadrivio Ediciones; él, por supuesto, se resiste a los encasillamientos, donde combina las artes visuales, tipográficas, fotográficas y literarias para trazar un camino donde se encuentran el surrealismo pasado y la ignorancia presente: ¿cómo ver que en el diseño hay poesía y como la poesía está en todas las cosas que hacemos?
“Siempre he jugado con los mismos objetos de la página. De aquel libro, el de Almadía a este, conocí más cosas. He visto a autores como Emmett Williams, y que justo utilizaban estas partes del libro como poesía”, dice Alejandro, quien ha podido armar un gran universo alrededor.

“Este libro tiene gran parte de retazos, vienen de cosas que apunto en las notas de teléfonos, en cuadernos…lo que me propuse fue ocupar todo lo que tenía en una mesa y ver cómo armar el libro”, explica.
Recuerda también a Milton Glaser, el diseñador de la imagen de Nueva York, quien decía que había más placer en una silla bien hecha que en una pintura mal hecha. “Yo me hacía precisamente ese interrogante, ¿Es arte o es diseño?”, se pregunta.
Alejandro juega con el lenguaje, juega a adivinar qué dice cada palabra. “Un fenómeno poético puede ser intricado, haciendo juegos de palabras y de pronto se puede volver críptico. En “Retazos” pensaba qué era o quién eras en boca de la gente”, expresa.
El libro La imagen invisible está hecha con Vestalia y tiene las preguntas que había en un mural en el Centro de la imagen. “El mural eran las preguntas que me hacía yo respecto a la imagen. ¿Cuál fue la primera imagen que viste o que recuerdas?, es una de las preguntas y ocasionan que esas imágenes aparezcan en tu mente. No existen para uno, sino para ti, entonces empecé a pensar en un espacio lleno de imágenes, como en un dominó con miles de imágenes que no íbamos a ver”, concluye.