Una fotonovela creada con las imágenes de la Guerra del Narco llama la atención de esta exposición que tuvo gran éxito en el MUAC. Hay transformaciones de acuerdo al espacio y la itinerancia había planteado el constante cambio. Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, en las salas 1 a 4, hasta el 22 de septiembre.
Ciudad de México, 15 de marzo (MaremotoM).- La exposición de Carlos Amorales en Monterrey es la misma, aunque no igual, que en el MUAC. Se llama Axiomas para la acción, curada por el propio artista y Cuauhtémoc Medina.
Es una exposición que revisa más de dos décadas de trabajo de uno de los artistas contemporáneos mexicanos más reconocidos a nivel mundial, que define la manera en que está constituida su obra como investigación orgánica, a pesar de su expresión multiforme.
Una retrospectiva poco convencional concebida a partir de imágenes y textos por igual, que además muestra una narrativa que no es fija y que se alimenta de la interpretación del espectador.
Organizada por el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), Axiomas para la acción hace énfasis en los aspectos conceptuales del trabajo de Amorales y reflexiona cómo estos operan más allá de la presentación de series u obras específicas.
Son 28 piezas, entre las que se incluye el proyecto La vida en los pliegues (2017) presentado en el Pabellón Mexicano de la Bienal de Venecia; Negative Nature (Studio) 2012-2018; la gran instalación de más de 40 mil mariposas, Black Cloud (2017) y el video Las masas (2017) del Concierto de Cyclops con Philippe Eustachon y Enrique Arriaga en el Cabaret Voltaire, en Zürich.
Amorales experimenta en los límites de la imagen y el signo con una variedad de medios: animación, video, cine, dibujo, instalación, performance y sonido. Su práctica se basa en diferentes formas de traducción: instrumentos que se transforman en personajes de sus filmes, letras que se vuelven formas y narrativas que devienen lenguaje corporal.
Todo, por supuesto, en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, en las salas 1 a 4, hasta el 22 de septiembre.
–¿Poniendo las mariposas negras en Monterrey?
–Sí, tal cual. Estoy muy contento, adecuamos muy bonita la exposición, hay variaciones, hay cosas que estaban en el MUAC, se parece mucho pero también es diferente.
–¿El que estés tú implica cierta transformación?
–Pues era un poco la idea original, el ir cambiando y pusimos ahora más obra de los ’90. Cuando vine con Cuauhtémoc vimos qué podía permanecer, qué podía enriquecerla, mostrar otras cosas y luego cómo usar el espacio, es un espacio muy distinto. Aquí son más salas que en el MUAC.
–¿Sigue siendo Axiomas para la acción ese guión donde se basa la obra?
–Sí, entonces mi idea es usar eso como guión y ahí poder crear variaciones con las piezas.
–Estaba leyendo tu biografía, son 22 años de artista
–Sí, es cierto. Empecé con una disquera que se llamaba Nuevos Ricos y usaba mucho la parte visual y al final terminé como manager de las bandas. María Daniela, Silverio, eran mis artistas.
–Cuéntame un poco quién eres tú y que representa el arte para ti
–Para mí es un poco la situación un tanto peculiar, porque soy hijo de artistas (Carlos Aguirre y Rowena Morales), tampoco eran artistas tradicionales. Mi papá estuvo muy metido con la instalación, mi madre era feminista, no estaban dentro de la escuela clásica y fueron jóvenes post-68. Yo como que crecí ahí, no me pude rebelar y terminé siendo artista como ellos. Necesitaba encontrar mi propia manera, me fui de México a Holanda, donde me formé. Algo que me fluyó mucho fue empezar a ser artista en los ´90, cuando empezó la cosa de la globalización, esa idea de trabajar en el mundo, de participar en muchas escenas, de viajar con tu obra. Yo volví en el 2004 a México y estoy más comprometido con vivir acá, pero a la vez he podido mantener mi carrera internacional, trabajando en distintos lugares.
–Te uniste en México a la Kurimanzutto
–Soy como de la segunda generación, ellos ya habían iniciado la galería, entré en el 2004.
–Hablas de México y tienes una crítica muy profunda hacia México
–De crítica y de amor. Es una relación dual. Viví mucho tiempo en el extranjero, es importante por un lado, pero no siento que mi obra se pueda ver como eminentemente política, pero sí hay mucho de alguna forma. Lo que aflora mucho en esta exposición es una parte más pop, con la parte de la cultura popular, que me encanta, con el tema de los luchadores, que hice en otro momento, está el tema del Diablo…hay como una parte más del carnaval. Música, baile, a la parte más carnavalesca. Hay otros aspectos lúgubres, como había en el MUAC. Hay una pieza que va a ser interesante aquí que se llama “La lengua de los muertos”, que es una fotonovela que hice con todas las imágenes que encontré de la Guerra del Narco, pensar que en Monterrey se vivió eso mucho y me interesaba mostrar eso, para ver cómo la gente la toma así.
–Monterrey es un sitio muy importante con respecto a las artes plásticas
–Tuvieron un momento muy fuerte en los ’80 y creo que ahora lo están empezando a retomar. Hay una escena artística aquí, el MACO ha sido importante desde sus inicios. Hay coleccionistas, con una gran iniciativa privada, a diferencia del Tamayo o del MUAC, que son más públicos.
–Eres uno de los artistas plásticos más seguidos por el público, ¿es así?
–Pues espero. (risas) Me da gusto oírlo y me encanta la relación con el público. No es algo narcisista, sino pensar mucho en la exposición de cómo la va a ir recorriendo la gente, pensar mucho en la funcionalidad para que la gente se vaya relacionando. Hay piezas interactivas, en el baile del Diablo, él saca a la gente a bailar. Los jóvenes tienen mucho interés, hay mucha más apertura y consumen el arte de otra manera. Lo sentí mucho en el MUAC.
–¿Quiénes serían además de ti los que armaron esta muestra, una de las más exitosas del año pasado?
–Cuauhtémoc Medina, Amanda de la Garza (montaje) y siento que ha sido una larga conversación, después de muchos años de conocernos. Los cambios, el humor, la manera de ser, hay un gran entendimiento. Ahora se plantea algo en el Museo de la Universidad de Colombia y me encantaría ir a Sudamérica (se mencionó el Malba, pero todavía no está confirmado).