Guanajuato, 3 de abril (MaremotoM).- ¿Cuál es el sentido de mantener una Feria del Libro de manera ininterrumpida por 61 años, convirtiéndola así en la más antigua del país?
En el entendido de que una feria del libro es una gran librería o un conjunto de ellas en un mismo espacio y que la de Guanajuato durante mucho tiempo cubrió una significativa ausencia de estos establecimientos en una ciudad que presume tener apego hacia la cultura.
Por fortuna y gracias al esfuerzo de algunos libreros independientes locales (La Librería), de grupos editoriales (Porrúa) y de la propia Universidad de Guanajuato al devolverle a la ciudad su Librería Universitaria a su espacio original (bajo la escalinata del Edificio Central UG), la carencia de librerías en Guanajuato capital ya no es trendig topic entre los lectores.
La Universidad Autónoma de Guanajuato es la encargada de reunir y mostrar, a través de la Dirección de Extensión Cultural, los resultados de un año de gestión artística y cultural en lo que antiguamente se conocía como “Semana Cultural”, antes de convertirse en el actual “Festival Cultural Universitario”, decidiendo con el cambio de nomenclatura la suerte y el destino de una actividad universitaria enfocada a ser un vínculo con la comunidad universitaria y la sociedad en general.
El Programa Editorial universitario, por su parte, es la unidad de adscripción encargada de encontrar y reunir el acervo intelectual que se produce en la institución y que se ofrece a los lectores curiosos de la Feria del libro de la Universidad de Guanajuato, de manera que las Ferias, además de constituirse como una gran librería, es un organismo de divulgación, de participación y de promoción de la lectura. De la creación de nuevos públicos y para mantener a los lectores cautivos.
Pero esto no siempre ha sido terso ni afortunado: en los largos años que nos separan de aquel inaugural 1958, la Feria del libro ha vivido momentos de zozobra, como podríamos esperar quienes vivimos de la cultura en México; aun así, la Feria gracias al entusiasmo de los guanajuatenses durante estas seis décadas, se ha mantenido contra viento y marea y es una de las citas más esperadas del año por los habitantes de la cañada por razones tan poderosas como insospechadas.
Los guanajuatenses si algo aprecian son sus tradiciones y una de ellas, es la vinculación que tiene la Feria del Libro con la Semana Santa.
Una tradición que solo se vio interrumpida el año pasado cuando Guanajuato fue el Estado invitado a la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey) 2018, por lo que la Feria 60 se trasladó al mes de septiembre.
Por lo que esta primavera, la 61ª Feria del libro de la Universidad de Guanajuato vuelve a ser la antesala cultural de la Semana Santa como siempre lo ha sido desde su fundación. Del 4 al 14 de abril, “entre cerros y montañas”- según reza la famosa canción del bardo local, Chucho Elizarrarás-, la Feria cruza sus actividades artísticas y culturales con la popular festividad religiosa del “Viernes de Dolores”, que este año cae el 12 de abril; la antigua celebración de los pobladores mineros data del siglo XVII, única ocasión en la que nativos, visitantes, familias, jóvenes, propios y extraños se concentran en las abarrotadas calles entre puestos de comida, de flores, de coloridos huevos de pascua y… ¿de libros? No, los libros están en los recintos universitarios, listos para ser requeridos por locales y visitantes de la ciudad.
La presencia de la Feria del Libro de la Universidad de Guanajuato se mezcla de una manera natural con la localidad por medio de expresiones artísticas y populares como suele ser el caso: representaciones artísticas como danza, teatro, música y, desde luego, una plática acerca de los símbolos de cada uno de los elementos que conforman el Altar de Dolores, motivo principal por la que esta festividad rebasa lo meramente religioso para convertirse en un fenómeno sociológico.
De ahí que la plática sea impartida por los propios historiadores de la Universidad de Guanajuato y la razón principal de la instalación del macro altar en la emblemática escalinata universitaria y en otros recintos universitarios. Hablamos, pues, de una fiesta popular que involucra acciones devotas como ofrecer al sediento agua de limón con chía y nieve de limón en cada hogar, negocio o establecimiento que instale un altar dedicado a la virgen de los mineros. Todo esto coexiste con la Feria del libro. Guanajuato es una ciudad llena de contrastes.
Los datos y noticias con que contamos sobre el origen y surgimiento de esta sexagenaria feria son muy imprecisos. Se sabe que la primera fue organizada en 1958 en el Jardín Unión durante el rectorado de Eugenio Trueba Olivares, gran impulsor de casi todas las actividades culturales que todavía existen: La Librería Universitaria, Radio UG, el Cine-Club, la Biblioteca Central y el Teatro Universitario.
En este orden de cosas, la organización de la primera Feria del Libro fue un gran acontecimiento que mereció la mención de Alfonso Reyes en el prólogo a la Obra poética de Rafael López, editada por el Gobierno del Estado de Guanajuato en 1957. Dice Alfonso Reyes a propósito de la reciente publicación: “estaba destinado a esperar en ocasión de la Feria del Libro (refiriéndose a la primera edición de 1958), y dentro del plazo esperado, no se podía hacer más ni mejor”.
61 años después, Alfonso Reyes vuelve a esta ciudad para decirnos muchas cosas en ocasión de los 130 años de su nacimiento y 60 de su fallecimiento. Las celebraciones del año Alfonsino están contenidas en una Fiesta- Homenaje con la presencia de Evodio Escalante y Ernesto Sánchez Pineda (experiencia y juventud sobre una misma visión): “La Cena del centauro” llamada así por estar inspirada “La cena”, el famoso cuento fantástico de Reyes.
Se contará también con la exposición de las ilustraciones de “La Cena” de Santiago Caruso, así como la conferencia magistral del Dr. Adolfo Castañón, reconocido especialista de la obra del gran polígrafo mexicano.
Es preciso destacar que la presencia de Adolfo Castañón en la Feria del libro de Guanajuato, ocurre gracias a las gestiones de la universidad invitada de honor de este año: la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.
Dejando de lado los apremiantes momentos por los que actualmente atraviesa, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos se dio a la tarea de organizar un programa que se distingue por mostrar algunos ejemplos representativos de su reconocido acervo editorial: títulos como Historia de la literatura mexicana del siglo XIX; De maíces a maíces. Agriculturas locales, disputas globales y Diáspora y violencia en el México contemporáneo. Como ya es tradición, se tendrá la Mesa de Editores, que en esta ocasión reunirá a Gerardo Fragoso (Universidad Autónoma del Estado de Morelos), David Ortiz Celestino (Gobierno del Estado de San Luis Potosí) y Martín Eduardo Martínez (Universidad de Guanajuato), quienes compartirán sus experiencias en el ámbito editorial.
Hay que destacar la entrega del Segundo Premio Jorge Ibargüengoitia de Literatura al escritor y ensayista Guillermo Sheridan por estar dedicado este año al género de ensayo. Una de las actividades más conmovedoras y esperadas por todos es la inauguración de la exhibición permanente de objetos que pertenecieron a Jorge en su última etapa vital y cuyos objetos fueron donados a la Universidad de Guanajuato por el hijo de Joy Laville, Trevor Rowe, en la 60ª Feria del libro el año pasado 2018: una máquina de escribir, un cuaderno rojo, una pequeña libreta de direcciones y un álbum fotográfico familiar. Objetos que serán comentados a través de una conferencia dictada por Ana Rosa Domenella, especialista en la obra Ibargüengoitiana y presentada por Luis Palacios, catedrático del Departamento de Letras Hispánicas de la Universidad de Guanajuato y reconocido cronista de la cultura local.
El V Ciclo Escritores jóvenes visitan Cuévano permite, como desde el primer año, conocer la creación literaria de los escritores emergentes de nuestro país con la presencia de dos autores y cinco autoras provenientes de diversos puntos de México; dos presentaciones editoriales en la “Cancha Arturo Larios”, sede principal de la Feria; lecturas en voz alta matutina dirigida a los estudiantes del Colegio del Nivel Medio Superior de Guanajuato y León; y mesas de lectura para unas amables tertulias vespertinas en el Foro Inundación. Alaíde Ventura, ganadora del Premio Gran Angular para primera novela que otorga la Fundación SM dentro de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara presentará Como Caracol en la Normal Superior de Guanajuato el jueves 11 de abril a las 10:00 h
La Feria de Libro de la Universidad de Guanajuato se realizará del 4 al 14 de abril y gracias a la notoria renovación en su oferta editorial y con el énfasis en promover el fomento a lectura se contará con la participación de Julia Santibáñez, Jorge Humberto Chávez, Luis Tovar, Mónica Maristain, Carlos Martínez Assad, Adolfo Castañón, Amaranta Caballero, Olga Gutiérrez, entre otras personalidades del mundo literario local.
Más de 150 actividades artísticas y culturales entre presentaciones editoriales, mesas redondas, conferencias magistrales, el Segundo Encuentro de Periodismo Cultural, el Tercer Encuentro de Editores; talleres, eventos artísticos, proyecciones de cine y exposiciones a lo largo de 10 días se mostrarán en Guanajuato.
A la pregunta expresa: ¿tiene sentido mantener una Feria del libro durante 61 años? Sí, tiene todo el sentido del mundo y qué bueno.
Excelente; allá vamos.