Para los de mi generación, Paul Auster ha sido uno de los primeros escritores. El autor formador, junto con Julio Cortázar, con Charles Bukowski. Su Palacio de la luna a muchos adolescentes nos dieron precisamente un lugar en una parte del mundo o del espacio, pero un sitio al fin para nosotros, para nuestras almas perdidas.
Ciudad de México, 11 de marzo (MaremotoM).- La semana pasada fue horrible. La muerte repentina de un periodista que admiraba mucho se hizo un hoyo en mi corazón. Esos ídolos de juventud, esas personas que a uno la han formado, de pronto dejan de estar.
Enrique Vázquez tenía 70 años, era joven todavía, pero un ACV insalvable lo mandó primero al hospital y luego a la tumba.
Ahora nos acabamos de enterar que el escritor estadounidense Paul Auster tiene cáncer y dicho por su esposa, su colega Siri Hustvedt: “He estado alejada de Instagram por un tiempo. Es porque a mi esposo le diagnosticaron cáncer en diciembre después de haber estado enfermo durante varios meses antes. Ahora está siendo tratado en Sloan Kettering en Nueva York y yo he estado viviendo en un lugar que llamé Cancerlandia. Muchas personas han cruzado sus fronteras, ya sea porque están o han estado enfermos o aman a alguien, un padre, hijo, cónyuge o amigo que tiene o ha tenido cáncer. El cáncer es diferente para cada persona que lo tiene. Todos los cuerpos humanos son iguales y no hay dos iguales”, ha comentado la autora de Recuerdos del futuro, Todo cuanto amé y El verano sin hombres, entre otros.

Para los de mi generación, Paul Auster ha sido uno de los primeros escritores. El autor formador, junto con Julio Cortázar, con Charles Bukowski. Su Palacio de la luna a muchos adolescentes nos dieron precisamente un lugar en una parte del mundo o del espacio, pero un sitio al fin para nosotros, para nuestras almas perdidas.
Cuando lo juzgan en el presente, dando por sentado que su prosa es no sé cómo decirlo ¿fácil?, desconocen esa característica que a muchos jóvenes Auster inyectó: la idea de ser escritor. Muchas veces ligo a Paul Auster con Roberto Bolaño y también con Julio Cortázar. Esos tres se leyeron todo y después de leerlo todo, vieron como algo natural que se podrían convertir en escritor.
“Algunas personas sobreviven y otras mueren. Esto todo el mundo lo sabe y, sin embargo, vivir cerca de esa verdad cambia la realidad cotidiana. La intimidad con otra persona no es solo una experiencia paralela, dos líneas que se mueven en la misma dirección pero no se cruzan. Es mucho más como un diagrama de Venn dinámico, si tal cosa es posible, las partes superpuestas de dos círculos siguen moviéndose y cambiando con el tiempo. Un “yo” y un “tú” en movimiento que también es un “nosotros””, sigue Siri.

“Creo que sería horrible estar solo en Cancerlandia. Vivir con alguien que tiene cáncer y está siendo bombardeado con quimioterapia e inmunoterapia es una aventura de cercanía y separación. Uno tiene que estar lo suficientemente cerca para sentir los tratamientos debilitantes casi como si fueran propios y lo suficientemente lejos para ser una ayuda genuina. ¡Demasiada empatía puede hacer que una persona sea inútil! Esta cuerda floja no siempre es fácil de caminar, por supuesto, pero es el verdadero trabajo del amor”, concluye.
El verdadero trabajo del amor es el título elegido para esta nota. Es poder decirle a Siri, que en ese trabajo los lectores estamos ayudando. Tal vez no mucho, pero hay un aliento a ese escritor que en 2017 vino a la Feria Internacional de Guadalajara a recibir la medalla Carlos Fuentes de parte de Silvia Lemus.
“Ahora que tengo 70 años, noto que los recuerdos de mi infancia reaparecen mucho más que antes. Mi suegra, la madre de Siri, tiene 95 años. Está muy bien físicamente, pero su memoria está desvaneciéndose. No le puedes preguntar qué hicimos ayer, pero si le preguntas que hizo a los 7 años, sus recuerdos florecen. Estoy un poco en esa zona diferente, recordando cómo he vivido a los 6, a los 9 años”, evocó.
“¿Quién soy yo? No lo sé. Me hace tan feliz estar vivo y confiar en mis días. Ahora que mi tiempo se está acortando, veo a las personas más allá de sí mismas. Creo que como novelista, como alguien que inventa cosas siempre fui esclavo de esos mundos donde todo se despliega libremente. Quiero seguir escribiendo”, dijo Paul Auster.