Cultura

En la cultura no hay un solo rico y debemos trabajar a diario para pagar la renta y comprar comida

Hoy, que todo el mundo está hablando de Televisión Azteca y su vocero Javier Alatorre, en este nido de tormentas pasajeras que ocasionan las redes sociales, quisimos responder a esta legisladora que trabaja en la Comisión de Cultura. Tanto como para seguir evidenciando lo explosivas que son las declaraciones de estos nuevos “enemigos” de nosotros, los trabajadores culturales.

Ciudad de México, 18 de abril (MaremotoM).- Decir que uno es pobre cuando siempre lo fue es galimatías del lenguaje. La gente no piensa en pobre o rico, vive como pueda y he aquí que por arte de los ángeles de quién sabe dónde, a mí no se me dio por el dinero. Se me dio por las letras, por el periodismo.

Jamás he pensado en tener una casa propia, en tener seguro médico, hoy la cuenta da en ceros, más bien he pensado en cómo ejercer de lleno mi vocación. ¿Equivocada o no? Es probable, conforme avanzo en edades veo que no tengo ninguna cama para descansar (sin que me cobren una renta al final), no tengo asilo, no tengo jubilación.

Todos los patrones para los que he trabajado han hecho corrupción con mi empleo. No pagando los impuestos al seguro, a la jubilación, el último medio para el que trabajé, contrataba a los nuevos periodistas por 5000 pesos y pagaba su sueldo en outsourcing, algo que debe de seguir haciendo.

La cultura
Hoy, que todo el mundo está hablando de Televisión Azteca y su vocero Javier Alatorre, en este nido de tormentas pasajeras que ocasionan las redes sociales, quisimos responder a esta legisladora que trabaja en la Comisión de Cultura. Tanto como para seguir evidenciando lo explosivas que son las declaraciones de estos nuevos “enemigos” de nosotros, los trabajadores culturales. Foto: Cortesía

Pero hay dos cosas en el periodismo: una es tratar de ser cada día mejor periodista, la otra es pelearte por tus derechos. Las dos cosas es imposible. Al menos en mi experiencia.

Digo todo esto para explicar mi pobreza, porque cada vez que lleno mentalmente un formulario debo pensar en periodista / artista.

Escribo poesía, no narrativa.

Escribo sobre la realidad, no hago historia.

Y probablemente el buen texto escrito hoy, mañana ya no se lea.

A veces cuando me cuentan lo que gana Carmen Aristegui, Javier Solórzano, Adela Micha o el muy repudiable Javier Alatorre, abro grandes los ojos y me quedo muda. Esos sueldos no son para el 95 por ciento de los periodistas. Pero jamás pienso que debo de ganar como ellos; trato a veces de pelear por mi dinero, pero nunca lo logro. Ahora mismo debo de mandar una factura por una nota que escribí para un nuevo medio y como el editor no me ha llamado pienso: ¿Estará bien? ¿Le habrá gustado la nota?

Después de más de 30 años de dedicarme a esto, cada vez que hago una nota, un libro, soy profundamente insegura. Y a combatir esa inseguridad he dedicado gran parte de mi trabajo.

Ahora bien, pienso en cómo son mis amigos, los periodistas, los artistas, la verdad es que en una encuesta para determinar el grado de pobreza todos daríamos menos que la clase media. Somos de clase media por nuestro nivel de instrucción, alguno ha comprado un departamento, otro tiene un automóvil, pero digamos que los números grandes de la economía de un país no pasan por nuestros bolsillos. Alguien tiene una herencia, otro un puesto en alguna institución y muchos trabajan en la universidad y hasta ahí. Digamos: en la cultura no tenemos ricos.

Esta es una gran verdad. Trabajamos como el albañil, como el mercader, como el que viene a arreglar las llaves de agua a casa (¡esos sí son millonarios!) y si no trabajamos, nadie pagará por la renta, nadie comprará nuestra comida ni nuestra ropa. Eso sí, tenemos el gran gusto de saber el gran lugar que ocupamos en la sociedad. Hablar de los beneficios de la cultura es motivo de otra nota, hablar de lo mucho que cuesta decir y obtener la verdad basta con mirar a la cantidad de periodistas asesinados y atacados en el mundo.

La legisladora por Morena, María de los Ángeles Huerta, integrante de la Comisión de Cultura y Cinematografía de la Cámara de Diputados señaló que en lugar de que la comunidad cultural y artística pida apoyos para enfrentar la crisis por el COVID-19, se detenga y apoye al país, pues “nadie del sector cultural hoy se está muriendo de hambre, ni es pobre”.

Hoy, que todo el mundo está hablando de Televisión Azteca y su vocero Javier Alatorre, en este nido de tormentas pasajeras que ocasionan las redes sociales, quisimos responder a esta legisladora que trabaja en la Comisión de Cultura. Tanto como para seguir evidenciando lo explosivas que son las declaraciones de estos nuevos “enemigos” de nosotros, los trabajadores culturales.

Cultura
Hoy, que todo el mundo está hablando de Televisión Azteca y su vocero Javier Alatorre, en este nido de tormentas pasajeras que ocasionan las redes sociales, quisimos responder a esta legisladora que trabaja en la Comisión de Cultura. Foto: Cortesía

IVÁN BALLESTEROS ROJOS, Periodista, escritor, director de Pez Banana

Solo pedí el Fonca en una ocasión. Fue la beca Edmundo Valadés a revistas independientes. Lo hice en el último año que salió esa convocatoria. No me la dieron. La ganaron puras revistas hipster de la Condesa. Que por lo demás, algunas repetían por cuarta o quinta vez. He tenido la que otorga el estado de Sonora en tres ocasiones y en las tres entregué el producto para el que se solicitó el apoyo. Llevo casi 10 años haciendo “cosas” autofinanciadas y no requiero una institución para que sean posibles. Es decir, para imaginarlas. Sin embargo, cuando he gozado del interés de las instituciones lo he aprovechado. También he sido testigo de cómo las becas han ayudado, en mucho, a sacar adelante proyectos (sobre todo de escritura) muy valiosos. Becas (del Fonca) que han servido para que alguien se siente, después de comer, pagar la luz y la renta, a escribir sin tener que ir a un trabajo ocho horas y hacer su jale de escritor casi de rebote y ya todo mermado (lo cual me da una envidia total). Por ahí dicen que en este país hay más becados que creadores, no sé. Pero cualquier apoyo que se recorte para la cultura (que es el patito feo de todos los gobiernos) le hace un flaco favor no a los creadores, a una sociedad violenta, ignorante y sumamente prejuiciosa. Un flaco favor a ese pueblo “bueno” que necesita ser bombardeado por productos (culturales) que le abran la jodida cabezota que tiene. Para que no queme casas de enfermeras, por ejemplo.

MARTÍN SOLARES, Escritor, docente, editor

Para salir de esta crisis el segundo aeropuerto, el tren y la refinería pueden esperar. Las artes no. El FONCA y FOPROCINE pueden mejorarse, pero no deben ser sustituidos por un sistema de becas improvisado, cuyas decisiones corren el riesgo de recaer en personas sujetas al poder y ajenas a la cultura. No se puede conservar la salud integral si se prescinde de aquello que aportan las artes. Sin ellas nadie se vuelve mejor. El arte hace mejor a un país. Los excesos del poder, no.

ROSA MARTHA PONTÓN, Periodista, docente

Pues que primero que nada nos ponga al día hacia quién o quienes se está refiriendo con ese señalamiento tan irresponsable. Porque está omitiendo una realidad que claramente desconoce: desde hace dos años el sector cultural está siendo desdeñado, traicionado, y parece que desmantelado. Gracias a su pobre y sesgado comentario, nos está dando información que responde a la pregunta que nos hacemos mucho en este país: ¿qué problema tiene el actual gobierno en contra del sector cultural?

Ella, esta legisladora y quizá muchos más es el problema que nos pasa. No está demostrando tener idea o conocimiento de la importancia que tiene la vida cultural en un proyecto de nación. Ella tendría que dimitir y dejar que alguien con mayor sensibilidad ocupe su curul. Ella no debe estar en el lugar que la pusieron. Ojalá que algún día los puestos legislativos en la cámara sean ocupados por la gente con las credenciales requeridas y no por premios políticos. Está claro que la corrupción sigue siendo un problema pendiente en México.

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EDGAR KRAUSS, escritor, editor de Harper Collins

Me parecen terroríficas sus declaraciones. Lo peor no es su ignorancia, sino que se jacte de ella. Las y los artistas tienen derecho a una vida digna, como cualquiera. El arte no es para “entretenimiento”, sino una expresión histórica de las sociedades. Es insustituible. Dejar a la comunidad artística a merced de las veleidades del mercado es profundamente neoliberal. El Estado puede y debe fomentar la creación artística en todas sus expresiones.

Además, el acceso al arte y la cultura es un derecho humano fundamental. Sí, tienen que supervisarse los mecanismos bajo los cuales se apoyan a las y los artistas, pero el Estado está obligado a velar por la permanencia y el acceso democrático al arte, la educación y la ciencia.

NICOLAS CUÉLLAR, editor de Dharma Books

Creo que la diputada María de los Ángeles no conoce lo difícil que es para un artista vivir de su trabajo y que, sin la beca, muchos de ellos no podrían siquiera pagar la renta de su casa. Dejar de producir arte en momentos de crisis es atentar contra una de las llamas con las que siempre se iluminan las expresiones artísticas: la de la resistencia.

PAOLA TINOCO, escritora, editora, directora en Ipstori

En cuanto leí la nota la puse en redes. Me parece indignante la actitud de la diputada Huerta, que parece haber ido a la casa de toda la comunidad cultural como para afirmar semejante cosa. Entiendo su enojo en cuanto a que la crisis dirige la atención necesariamente a todo aquello que es urgente de atender pero ¿creerá que los artistas, los escritores, no comemos? ¿No consumimos medicinas? ¿Médicos? ¡No somos de plástico! Si la diputada afirma que todos debemos apretarnos el cinturón que comience por ella ¿cuánto gana? También nosotros podemos afirmar que no hay diputados pobres y es más verdad que lo que ella dijo. Que done todo su sueldo hasta que termine el plan de contingencia, así aplacará su enojo por la falta de solidaridad con el país porque estará comenzando por ella misma.

NORMA BAUTISTA, Jefa de Relaciones Públicas en KrearT

En estos momentos las afirmaciones hechas al vapor generan más daño y polarización entre la sociedad. Hace unas tres semanas yo explicaba a los medios de comunicación, para otras entrevistas, sobre los más de veinte mil empleos que general proporciona la industria editorial y que justamente están en riesgo de perderse o con ingresos a la baja por que en México la cultura, sector al que pertenece la industria editorial, no es un área protegida, cuidada o fomentada por el Gobierno. Tal vez a la legisladora le venga bien saber que mientras ella declara al vapor y sin conocer a fondo las pérdidas que están sufriendo escritores, editores, diseñadores, por ejemplo, en Alemania se ha declarado a esta industria [la del libro] como necesaria y ha recibido un apoyo especial para su pronta recuperación.

En cambio aquí cierran fideicomiso y se destinan esos recursos, entre otras cosas, para mantener a flote proyectos faraónicos.

https://www.abc.es/cultura/abci-alemania-incluye-cultura-entre-bienes-primera-necesidad-202003180142_noticia.html

VIANETT MEDINA, docente, directora del Colegio Sor Juana en Tijuana

Que la Secretaria de Cultura haga una propuesta de calidad que sustituya los trabajos de arte y cultura de manera eficiente, democrática y oportuna. Porque este campo es necesario a la vida humana.

VALERIA GALLO, ilustradora

Le diría a la legisladora que el arte es lo que mantiene la esperanza, lo que alimenta el alma en momentos terribles. Sin arte, sin creatividad somos sólo ganado tratando de sobrevivir, de mantenernos con vida. El arte nos hace humanos. El arte nos salva.

CARLOS RENÉ PADILLA, Escritor

Creo que la enseñanza que nos ha dejado la pandemia del COVID-19 es la poca empatía de los legisladores al momento de crear estrategias para todos sus representados y la manera de confundir la magnesia con la gimnasia. El ejemplo de María de los Ángeles Huerta, integrante de la Comisión de Cultura y Cinematografía de la Cámara de Diputados por Morena es de las últimas muestras, no dijo que la más clara porque han estado sucediendo muchas y creo que antes de que levanten la cuarentena seguiremos viendo bastantes. Una de las comunidades vapuleada económicamente y que vive al día es la cultural y artística en donde los pagos van precedidos de meses de incertidumbre y donde la mayoría de los organismos culturales ni siquiera contemplan pagar por un servicio. En donde no se cuenta con un apoyo de parte del área de salud en caso de enfermad y que la única alternativa se convierte en recurrir al apoyo de los mismos compañeros del gremio cuando nos vemos apurados por una enfermedad o una contingencia económica. En esta época me ha tocado ver como los colegas han puesto el hombro y el granito de arena para desde sus casas hacer más llevadero el encierro para quienes están en casa y algunas veces sin recibir un solo peso. Necesitamos que nuestros representantes tengan más unión con el “pueblo bueno y sabio” que pregonan, porque aunque todos los gremios tienen necesidades, sería bueno que empezaran a encontrar alternativas urgentes que ayuden a todos en vez de señalar nada más por defender al jefe que les paga su cheque y decir frases carentes de sentido.

MARITZA BUENDÍA, Escritora y docente

Evidentemente, hablar de la comunidad cultural y artística es hablar de un concepto dinámico y complejo que debe usarse con tiento. En lo personal, considero que lo artístico admite tanto una pluralidad de voces y de visiones de mundo, como estratos económicos y sociales. Y así como es una quimera intentar medir esa variedad bajo un único registro, es innegable también que, ahora mismo, existen artistas en situación de pobreza. Cualquier generalización (emitida o no, descontextualizada o no) resulta incongruente. Más aún en estos tiempos de crisis, de disputas en redes sociales que tienden hacia la polarización y no hacia el diálogo. Cierto, no es momento de callar. Por el contrario, los artistas debemos continuar mostrando nuestro trabajo, ya sea en cursos, videos, fotos, etcétera, y no en aras de reconocer que nuestra producción (de fondo) deba carecer de una retribución económica, sino porque la naturaleza misma de lo artístico se centra en la reivindicación de lo humano.

ANTONIO MARTS, editor de Paraíso Perdido

Me parece que las palabras de esta diputada solo son un reflejo de la polarización que existe en nuestro país, del discurso (terrible por donde se le vea) de los que ahora nos gobiernan, en el que esencialmente proclaman a los cuatro vientos “conmigo o contra mí”, como si no existiera toda una gama de circunstancias y variables. Si a esto le sumamos el resentimiento social imperante a causa del injusto sistema económico y la mala distribución de la riqueza, hay un polvorín en espera de cualquier detonante. Lo peligroso es que este detonante venga de las supuestas “autoridades”. Que sean estas, las que deberían buscar el bien común, quienes alimenten el encono con ideas equivocadas. Es de risa, por no decir otra cosa, pensar que en este país la cultura sirve para hacerse millonario, cuando muchas veces es uno el que tiene que poner de su bolsillo para que las actividades se realicen. Habrá que ver como quedan ahora las leyes y los organigramas, pero sobre todo, estar atentos a que los recursos en verdad se repartan y ejerzan de la mejor y más libre manera.

ALBERTO RUY SÁNCHEZ, escritor, director de Artes de México

La verdad, querida Mónica, no dan ganas de discutir con esa señora tan tonta.

Por ahí tienes razón, querido Alberto.

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