La novela cuenta la historia de una buscadora con un hijo desaparecido que articula nuevos lazos comunitarios. Se trata de una novela gráfica ilustrada con un trazo original y elegante. La historia, de altísimo interés político y social, es desplegada con maestría, en dibujos con rostros desenfocados, medio borrosos.
Ciudad de México, 26 de septiembre (MaremotoM).- ¿Por qué todos los chicos no están haciendo novela gráfica? O a lo mejor sí. Todos los lápices de este mundo se obligan a contar lo desquiciado que está y ahora los jóvenes leen y escriben novelas gráficas.
Ya sabemos que los cómics tienen más de un siglo y hay muchísimos maestros en esto, pero pareciera ser que los cómics han renacido. Por caso tenemos Mandrágora, de Santiago Moyao, el libro ganador del Premio Nacional de Novela Gráfica Joven 2021.
La novela cuenta la historia de una buscadora con un hijo desaparecido que articula nuevos lazos comunitarios. Se trata de una novela gráfica ilustrada con un trazo original y elegante. La historia, de altísimo interés político y social, es desplegada con maestría, en dibujos con rostros desenfocados, medio borrosos.
ENTREVISTA EN VIDEO A SANTIAGO MOYAO
“Yo soy de esos jóvenes a los que les gusta la novela gráfica. Es un medio llamativo. Los temas importantes, los temas históricos, se pueden tratar en este género. Ahora intento plasmar lo que me pasó hace 10 años cuando desaparecieron los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Ver a los familiares cómo buscan a sus desaparecidos, fui entendiendo más este fenómeno latinoamericano. Vi cómo este medio y este tema podrían unirse y así nació Mandrágora”, afirma Santiago Moyao.
No sabe si los jóvenes están más preocupados por la realidad de México, pero también sabe que a la imaginación se le pega esta cruda realidad del país y a veces uno no puede echar la vista a un lado.

“Yo era grande cuando el presidencialismo de Felipe Calderón, cuando declaró la Guerra del Narco y fui creciendo en medio de ese ambiente. Cuidate allá, a qué hora vienes, con quién estas, yo vivo en una zona de la Ciudad de México, soy un privilegiado, pero no puedes ignorar la realidad de la violencia”, declara.
Este libro, dice el autor, podría sensibilizar a muchos jóvenes sobre la realidad de México y en ese sentido, aunque no ha leído por completo El eternauta, de Héctor Germán Oesterheld y el dibujante Francisco Solano López, sabe que esa historieta se basa en las relaciones con el otro, el no saber el acercarte al otro, es una historia de ciencia ficción, pero analiza y explora las relaciones sociales.
Moyao no elige la ciencia ficción, elige la realidad de su país que es casi.
“En el libro, cada una de estas cinco madres que tienen hijos desaparecidos, creo que lidian con ello de manera diferente. Nuestra protagonista tiene más vitalidad y toma acción, pero cada una tiene muchísimo amor a las personas que les falta, la memoria los mantiene vivos”, afirma.

¿Hay un dolor comunitario?, le pregunto.
“Algo que intenté poner en la novela es esa sensación apocalíptica, pero al final está la presencia de una mina que es una analogía del olvido. ¿Qué pasa si permitimos pasar las cosas? Hay una dignidad humana que se tiene que pelear por ella y que no se sume a un mar de olvido donde la impunidad puede florecer”, agrega.
“Esta es una historia mía, a mi parecer si es que te mueves, si te pones en los zapatos de otro, sería cambiar tu vida para seguir esta búsqueda, para buscar las personas que queremos”, afirma Santiago, que busca tratar de generar algo más que ver las noticias malas a cada rato. No debemos caer en el cinismo, “sino ver la calidad de la vida humana. Hay algo contagioso en la manera de hablar al respecto”, concluye.