El fútbol en esta “nueva normalidad” dejó de ser un deporte para ser un “negocio televisivo” en exclusividad y pensar que el Barón Pierre de Coubertin había definido el deporte como “Cuerpo sano en una mente sana”: eso ahora no le importa a nadie. Lo único que importa es que generen dinero.
Ciudad de México, 10 de agosto (MaremotoM).- Hace más de cuarenta años se estrenaba una película que se llamaba El chico de la burbuja de plástico, era una adaptación de una historia real de un chico que no tenía defensas a los virus y bacterias que estaban en el aire, por lo que para preservarlo generan una burbuja de plástico inmune donde el chico debe vivir y mirar el mundo a través de ella.
¿Qué tiene que ver esto con el fútbol?: Mucho. En esta época de pandemia y sin una solución inmediata para el Covid 19, la UEFA diseñó una burbuja en Portugal para jugar la ronda final de la Champions League que volverá el próximo miércoles y otra en Alemania para la Europa League. Ya esta semana se jugaron los partidos que restaban de los octavos de final donde quedaron eliminados dos favoritos de los televidentes como el Real Madrid y la Juventus, pero clasificaron Barcelona, Bayern Munich y Manchester City, con la sorpresa del Olimpique de Lyon que dejó afuera los campeones de Italia, a pesar de los dos goles de Cristiano Ronaldo (que sigue siendo el goleador histórico del torneo).
Ya el fútbol se está jugando en Europa, donde finalizaron los torneos en canchas sin público y con sonido virtual porque la televisión necesitaba “ambiente”, eso en lo que se convirtió el público de fútbol para los negocios televisivos que solo quieren “dar espectáculo”, más ahora que la mayoría de la gente está obligatoriamente en su casa, preservando su salud y hasta su vida.
En el triunfo del Barcelona al Nápoli en el Nou Camp, se escuchó por los altoparlantes un “Messi, Messi”, cuando el crack argentino metió el segundo gol de su equipo y después cuando le hicieron el penal, porque los parlantes los maneja un sonidista de televisión que al estilo “disc jockey” mezcla los sonidos de acuerdo a lo que pasa en el partido y grita los goles como si hubiera un estadio colmado.
El miércoles en el estadio Da Luz de Portugal empezarán los octavos con Atalanta ante el París Saint Germain, el jueves será el turno de Leipzig de Alemania ante el Atlético de Madrid (que ayer confirmó dos casos de coronavirus en su plantel, pero igual jugarán), el viernes jugarán Barcelona ante el Bayern Munich y el sábado finalizarán los cuartos de final (a partido único) con Manchester City ante el Olimpique de Lyon.

El martes 18 se jugará la primera semifinal, el miércoles 19 la otra y la final será el domingo 23. Lo mismo pasará desde mañana en Alemania con los octavos de final de la Europa League, con la diferencia que se jugará en cuatro estadios distintos.
Se busca aislar en hoteles a los jugadores (de los que no podrán salir) y llevarlos al estadio solo a entrenar y jugar, tratando de que no se contagien. Portugal al domingo 9 de agosto tiene 52.357 contagiados, de los que la mitad están en Lisboa y tuvo 611 muertes, mientras que en Alemania preocupa mucho un rebrote, luego que creían que ya habían superado la pandemia. Con más de mil contagios por día, no parece una burbuja segura para preservar la salud de los jugadores.
Hace más de 20 años el entrenador argentino César Luis Menotti decía “Los tiempos del negocio se están comiendo los tiempos del fútbol” y en este momento de confinamiento mundial por una pandemia que todavía no tiene vacuna, ni tratamiento seguro se ve descarnadamente que es una gran verdad.
El fútbol en esta “nueva normalidad” dejó de ser un deporte para ser un “negocio televisivo” en exclusividad y pensar que el Barón Pierre de Coubertin había definido el deporte como “Cuerpo sano en una mente sana”: eso ahora no le importa a nadie. Lo único que importa es que generen dinero.