Hemos visto con gratitud esos gestos de generosidad de dar libros gratis, de levantar el código para ver documentales, de los músicos que dan sus canciones en forma gratuita. ¿Cuándo llegue la hora de pagar Telcel o Totalplay, diremos eso? ¿Diremos que entregamos nuestro arte sin paga alguna para sobrevivir a la pandemia y que esperamos que ellos hagan lo propio?
Ciudad de México, 30 de marzo (MaremotoM).- ¿Somos una industria o no? Ese es el gran debate que se posiciona en estos días, preguntándonos a todos nosotros, los que vivimos del libro, de la literatura, del arte en general, si somos una industria o no.
Los días del COVID-19 son azarosos para mucha gente, entre ellas las que nos abocamos a todas estas tareas que “no producen nada”. No somos como los repartidores de alimentos ni por supuesto los enfermeros –en estas horas tan cotizados, tan requeridos-. Somos sencillamente lectores, escribientes, correctores, traductores, que hacemos cosas “innecesarias” para la sociedad.
Un servicio para poder hacer MaremotoM es Internet. Ni Telcel ni Totalplay se han pronunciado a propósito de la pandemia. Ellos seguirán cobrando como si nada hubiera pasado y si te retrasas un día para pagar, te lo cortan de inmediato.
Hemos visto con gratitud esos gestos de generosidad de dar libros gratis, de levantar el código para ver documentales, de los músicos que dan sus canciones en forma gratuita. ¿Cuándo llegue la hora de pagar Telcel o Totalplay, diremos eso? ¿Diremos que entregamos nuestro arte sin paga alguna para sobrevivir a la pandemia y que esperamos que ellos hagan lo propio?
Pienso todo esto porque la directora de Marketing de Penguin Random House, Pilar Gordoa, me contestó cuando le pregunté si ellos donaban algo a favor de la pandemia: “Somos una industria, antes que nada”.
El comunicado desesperado de la CANIEM el viernes revela un poco eso. Dice, entre otras cosas, “el papel de los libros y la lectura en el confinamiento y la cuarentena a la que la mayoría de la población debe someterse es esencial, pues contribuye, como otras manifestaciones artísticas y culturales, a la reflexión informada, al disfrute de la creatividad y a la conciencia del momento por el que pasamos, además de ser el sostén de la educación de la sociedad mexicana.
Las imprentas, las editoriales y las librerías del país se encuentran en un riesgo inminente. Las ventas de libros en el mercado de librerías y en el mercado educativo se han desplomado y a partir de ahora quedarán prácticamente suspendidas. En consecuencia, la producción de libros también verá drásticamente disminuidas sus actividades”, describe para conformar lo que llama “situación de emergencia”.
La idea de Penguim Random House es generar un espacio donde pueda convocar a los lectores para que pudieran pasarlo mejor en esta época de cuarentena.
“Todo el mundo está hablando de cuarentena, porque es lo que es, pero de repente produce mucho pánico. Así que hemos decidido llamarlo megustaleerencasa.com, en todo el sitio van a encontrar que no hay una sola palabra que diga contingencia. Es un encuentro al que todos pueden llegar, es un lugar seguro, estamos hablando que los exponentes de varios temas son personas respetadas”, dice Pilar Gordoa.
“Hablaremos del miedo, la ansiedad, vamos a tener presentaciones de libros. Guillermo Arriaga hará una presentación online acompañado por Xavier Velasco. Una presentación de cuentos con Julián Herbert. Una de las cosas que tenemos que hacer es que mucha gente no está acostumbrada a la tecnología, pero una de las ventajas que con tan solo un clic tienes acceso al mundo”, agrega.
Hay listas en donde uno puede decir que le gusta la ciencia ficción y vamos a obtener seis libros de ese género, vamos a poder leer el 10 por ciento de la historia.
Hay libros para reírse, hay audiolibros (uno de los formatos que más crece en el mundo), un mercado con muchos lectores y también con muchos no lectores, que se acostumbran al formato. En el portal que se llama La langosta literaria, hay un sistema de podcast y el año pasado estuvo dentro de la lista de los mejores de Apple.

“La primera parte del sitio está muy pensada en el tema del contenido, luego está la casa del editor, donde ellos cuentan lo que están leyendo, lo que les impresionaron, qué pueden recomendar a los lectores”, dice Pilar.
“Sin duda estamos usando todo el aparato de redes sociales. A través de nuestras redes estaremos haciendo muchos encuentros y presentaciones. Estamos trabajando qué cosas funcionan y qué cosas no. Que los autores también hagan presentaciones, para estar más cerca de sus lectores”, agrega.
La última pregunta que le hicimos a Pilar era la cantidad de textos que hay regalados en Internet. “Hay un debate muy grande en este tema. Nosotros no hemos querido entrar a ese debate, hemos querido vender los libros porque somos una industria. Nuestros escritores viven de eso. Ofrecer libros gratis no nos parece una opción. No es un tema de adquisición o de poder económico, es un tema de estar en casa y poder entretenerte. Podría además no haber una valoración de la literatura, pues lo tienes todo gratis. Todas las librerías cerrarán poco a poco, no hay otra forma de obtener ingresos. Todas nuestras actividades son gratuitas y lo mejor que podemos ofrecerle a los lectores es ese espacio”.