La Big Band Infantil y Juvenil, de Pavel Loaria, surge en 2016 con la finalidad de difundir el jazz en la comunidad infantil y juvenil de la Ciudad de México.
Ciudad de México, 27 de julio (MaremotoM).- Pavel Loaria es saxofonista, clarinetista, director de orquesta y tiene muchísimos proyectos, pero hay uno que lo enaltece y que tiene que ver con la formación de una Big Band Infantil y Juvenil, que él mismo ha formado con músicos de Iztapalapa e Iztacalco.
Claro, cuando empezó a ver que todas las ciudades tenían más de una orquesta en esta categoría comenzó a buscar en la Ciudad de México, pero hete aquí que no había ninguna y entonces se decidió a hacerla.
Buscó apoyos, buscó solidaridades, pero finalmente él, con su bolsillo, con su tiempo, con su esfuerzo, integró la Big Band Infantil y Juvenil, de Pavel Loaria, que este 11 de agosto se presentará en el Lunario, con las maravillosas presencias invitadas de la cantante Iraida Noriega y el pianista Álex Mercado.

Durante este año la Pavel Loaria Big Band se ha presentado en distintas partes de la República Mexicana, además de ser parte de un interesante proyecto, en el cual delegaciones de la CDMX como Iztapalapa e Iztacalco, están acercando el jazz a la mayor cantidad de niños que sea posible.
Los integrantes de la banda. hasta ahora la primera y única en su género, son niños y jóvenes entre los 7 y 18 años, todos con un talento nato y amor por el arte musical, amantes de la música clásica y el jazz.
–¿Cómo llegaste a formar tu propia orquesta infantojuvenil?
–Bueno, yo soy músico, tuve oportunidad de tocar con Paquito D’Rivera, con Winton Marsalis, al regresar a México busqué una big band infantil y juvenil, porque me pareció impresionante el trabajo que se hace en Nueva York, pero no había ninguna. Comencé luego a buscar apoyo de compañías privadas, de organismos públicos, nadie quiso ayudar. Decidí formarla yo solo. Estuve presentándome en el Auditorio Nacional, porque acompañé al maestro Armando Manzanero, estuve con Natalia Lafourcade, hablando con ellos, me platicaron que iban a hacer el Primer Big Band Fest y me invitaron. El festival que se celebra cada miércoles de agosto y hay un encuentro el domingo, es el que nos toca a nosotros. Es un concierto familiar, tengo integrantes que van desde los 6 años de edad hasta el más grande que tiene 19.
–¿Cómo ha sido formar esta banda?
–Ahora tengo 25 integrantes, llegué a tener hasta 45, pero las playeras, las clases de armonía, de improvisación, de ensamble, algunos de los instrumentos, todo sale de mi bolsillo. Entonces llegó el momento que ya no pude. Hay algunos que no tenían su instrumento y se los compro ya. La big band en estos tres años ha ido creciendo mucho, el año pasado presentamos en el Festival Cervantino. Todos estos conciertos se cobran, ahora conseguí que se les diera clases gratuitas de inglés. Nos vemos todos los domingos, de 10 a 16 horas. Dos horas de esas seis horas, son en inglés.

–¿Qué significa para ti tener esta banda?
–La verdad es que se ha convertido en mi vida. Tengo otros proyectos, pero todo ha sido un reto para mí. El año pasado con mi cuarteto de saxofones nos convertimos en el primer cuarteto en dar una Master Class en Berklee, en Boston, tocamos en el Carnegie Hall. Son retos musicales y profesionales notables y lo que he aprendido con todos estos chicos es que ya no quiero trabajar con adultos. Esta cuestión de limpieza total, de no tener estos egos que no ayudan para la música. La música pasa a segundo término y aquí con ellos, todo el tiempo se le pide mucha disciplina, la puntualidad, el respeto, pero al mismo tiempo viajamos, nos divertimos muchísimo.
–¿Qué repertorio tienen?
–El primer repertorio que monté con ellos, hace tres años, fueron temas que ellos conocieran y demostrarles que todos nacieron escuchando jazz, pero nadie les había dicho que eso era jazz. Fue montar todos temas de caricaturas y películas animadas. Están desde Los Aristogatos, La Pantera Rosa, El libro de la selva, todos tienen jazz y música clásica. Al año siguiente hicimos el repertorio de los músicos que grababan esos temas como Count Basie y ahora en este año se topan con el papá de las orquestas: Duke Ellington, quien grabó un disco con Ella Fitzgerald y fue mostrarles todo lo genial que fue él. En Nueva York el único concurso que existe en el mundo para big bands infantiles y juveniles se titula Essentially Ellington, es con temas de él. Ya han podido ver a otros chicos de sus edades en una competencia en Nueva York. Hace dos años era la primera meta, pero ellos me respondieron que ese es un concurso para estadounidenses y canadienses. Estoy peleando la parte para que nos acepten como invitados.

–¿Cómo haces con los chicos que quieren entrar en la orquesta?
–Bueno, ahora sólo hago audiciones en enero. Les pido una mínima noción sobre el instrumento, no pueden llegar en ceros porque no me daría la vida para enseñarles todo. Nuestro país, sobre todo Latinoamérica, tiene una súper población de niños que tocan instrumentos. Hay muchos que están comprometidos con la música.
–¿Te resulta tu tarea parecida a lo que hacen los maestros en Venezuela?
–Totalmente. El trabajo que comenzó con el llamado Sistema, por parte de José Antonio Abreu (1939-2018), hemos empezado a formularlo en el mundo. Yo soy de la idea de que cuando uno hace las cosas bien, las cosas buenas llegan solas. A nosotros nos han pasado cosas increíbles, estoy muy feliz. Sí me gustaría crear un programa, desde mi grano de arena, fomentar la música. Ahora tengo a una integrante, de 14 años de edad, que es la primera mexicana en dar una clase magistral en Berklee. Ya mandé a uno a Francia, a otro le conseguí una beca para que se fuera a Boston. Estamos logrando unas cuantas cosas. La idea es irlos apoyando, que vayan creciendo y que regresen a México.
–Hacen falta maestros y guías
–Definitivamente. El gran problema que tenemos es esto que llamamos nosotros fuga de cerebros. No se vale nada más enseñarlos y conectarlos o conseguirles becas, para que no regresen. Tenemos a un Antonio Sánchez, uno de los mejores bateristas del mundo, viviendo y trabajando en los Estados Unidos.