¿Cabe el poema en un poema? ¿Estos son haikus? ¿La poeta es quien es testigo y al mismo tiempo protagonista de una gota en el vacío?
Guadalajara, Jalisco, 5 de diciembre (MaremotoM).- ¿Cuántas palabras caben en Spectio? Por lo pronto es el nuevo libro de Rocío Cerón, publicado por Tres nubes– Universidad Autónoma de Nuevo León, un trabajo que busca y encuentra el espectro de un paisaje, el espectro propio, el espectro de una existencia marcada más allá del ruido.
¿Cabe el poema en un poema? ¿Estos son haikus? ¿La poeta es quien es testigo y al mismo tiempo protagonista de una gota en el vacío?

Muchas preguntas rodean a este libro que Melissa García Aguirre define así: “En Spectio, RocíoCerón devela transparencias que nos ubican entre adentros y afueras: alumbramientos. Nuestro cuerpo se mueve así, dice la observante, en un fenómeno que está siempre reiniciando. Cada vez que giramos el ángulo se modifica, el ojo y la lengua enfrentan una nueva pugna: distinguir otra vez la figura del fondo, otra vez un objeto en el panorama, otra vez la mirada y el lenguaje juegan a reconciliarse.”
“Arborescencia, Miiundasïkantani25 nomenclaturas para nombrar un paisaje, incisiones, materialidades subversivas, intervalos en el espectrovisual, 8 movimientos de una cavidad, observante. El programa en capítulos de Spectio es ensayístico y abarcador, su vocablo lo refleja y su intención de sumergirse en lo inminente y lo invisible hace que entre en la conciencia por el eco de la poesía–eco sonoro, más lejano que la perspectiva visual–, entonces es más profunda la premonición del acontecer. Y creo que esa premonición del acontecer como amenaza material es realmente el corazón de la obra de RocíoCerón.”, ha escrito Virginie Kastel.
Nos hemos encontrado con la poeta de Spectio y de libros como Diorama en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, para hacerle preguntas y hablar sobre este trabajo maravilloso.
–Spectio tiene la primera parte un poco visual, luego va al poema
–Por lo menos en algunas series, porque son como series, que están reunidas bajo el nombre de espectro. Muchos están escritos como poemas, pero Miiundasïkantani es un trabajo encomendado al espacio de la sala de arte público de Siqueiros y en ese caso puede ser. En el caso de Barragán, corresponde a la residencia que hice durante nueve meses a la casa de Luis Barragán, como una forma de escribir de estar en la casa y el espacio para entender el ejercicio de la observación. Y de la escucha, porque lo que me pasó en el acto de la escritura, iba escuchando, una observación retiniana, donde el ojo y el oído estaban en una comunicación mutua.
–Si no te conozco, no tengo ninguna referencia tuya, me encantan los versos en los que vas volcando palabra por palabra…
–Es así absolutamente. Me gusta mucho pensar en la trama y en la urdimbre de los tapices afganos, como esta capacidad que tiene el verso y el poema de ir urdiendo entre distintos significados y distintos niveles. En mi caso, en Spectio, hay muchas capas, como una suerte de Matruska, pasando también por los espacios de silencio que hay entre las formas, se parece mucho a esta idea que hay entre la palabra y los vacíos y los silencios en la Torá. En la residencia que tuve en la casa pude percibir un sentimiento de humildad que Barragán tenía frente a su propia mortandad, estos poemas tienen eso: esa capacidad de encuadrar el oído para escuchar el paso mínimo del agua y el despliegue minúsculo de unas hojas o una planta hasta escuchar el gran ruido del mundo.

–La poeta aquí es testigo, pareciera ser que no hay sentimientos autobiográficos, ¿es así?
–Sí y solamente las cursivas son las partes más emotivas. Tienen que ver con un interlocutor. Hay una parte que dice: “Por ti daría hasta la última gota de mi cuerpo”, que es hablarle a alguien más, que es quien atestigua la mirada del observado. Es como una poética del susurro que habla de esa parte emotiva que también existe en el libro.
–Hablas de la forma de un paisaje…
–Delineas un paisaje, me gusta mucho esa pintura y el tránsito del ojo a ver una pintura por ejemplo de Turner. ¿Qué esconde en realidad los paisajes? Los paisajes de Turner o de Velasco también son paisajes interiores. Algo que me gusta mucho. Lo que mira el paisaje de la naturaleza es el paisaje interior. Mientras estaba en la casa de Barragán me parecía estar dentro de un cuadro de De Chirico, claro, con esa cosa mexicana de Barragán, como que esta cosa modular, compartimentada, llena de luz, donde cada objeto te contaba su historia y en su conjunto hacía una especie de narrativa espacio-temporal. La casa palpita todavía en la estética de Barragán. Hay otros poemas que hablan de la Casa Universitaria del libro de Nuevo León, que se levantó como una pieza pentagonal para las personas que vivían ahí, porque la casa fue construida por un masón. ¿Cómo ese observante dialoga con las capas de la historia?
–Cuando dices paisajes y poemas cortos, un piensa enseguida en Japón, pero tus poemas no son haikus
–No, no son haikus. Son más poemas en prosa, que funcionan de manera simultánea. Creo que el poeta es capaz de desarrollar momentos simultáneos más que secuenciales. La novela es secuencial, el poema puede jugar a la simultaneidad. Entre el ruido de un auto y el Cristo que está en el estudio de Barragán, entre los oscuros entrepisos de la casa Universitaria del libro, existe algo que palpita, que no sabes bien qué es, pero que en el libro se va dibujando. Spectio es el derecho a mirar los augurios.
–¿Dónde estás tú en el medio de Spectio?
–Yo creo que sucede en Tiento, que es un

libro que empieza con la muerte del padre en Belgrado. Aunque no es realidad que mi madre haya cruzado toda América y no somos de Belgrado. Es como hacer que lo autobiográfico esté junto con lo poético y lo ficcional entretejido y que se convierta en algo, lo que me permite jugar las descolocaciones con lo que escribo y siento que el lector está totalmente reflejado. Tiento es la muerte de mi padre, es profundamente autobiográfico también.
–Spectiode todas maneras me da a una persona que ya ha resuelto algunas cuestiones y voy a jugar a ver qué me dice el poema
–Sí, claro, ver sobre todo qué me dice el lenguaje. Uno tiene las mismas obsesiones y en el fondo la vida es como “un verde veneno”. Cualquier cosa que hagas te puede matar. La vida misma mata y se renueva. Hay algún instante de momento amoroso, pero son tres versos.
–¿Spectiotiene más formas que el poema?
–Sí, por supuesto. Spectio tiene una presentación transmedial con Mario del Río, un guitarrista de metal, hemos hecho algunas cosas en Nudo Vórtexy los visuales de Rubén Gil, un artista que trabaja en la parte digital, hacemos un combo sónico y visual. Pero también lo hago yo solo, la voz en directo, los paisajes sonoros y ha sido increíble.