La poesía debe de ser leída en las calles, vociferada a gritos en los rincones, hacer de la poesía una nube que atrapa y no te deja ir. En muchas oportunidades alcanza con un poema.
Ciudad de México, 29 de diciembre (MaremotoM).- Leemos mucha poesía. Los autores publican mucha poesía. Un dos tres y aparece un nuevo poeta. Estos son 11 libros que a nosotros nos conmovieron, nos hicieron reconciliarnos con esas letras que van y vienen a veces en un solo poema, que es mucho decir en torno a los nuevos trabajos. La poesía debe de ser leída en las calles, vociferada a gritos en los rincones, hacer de la poesía una nube que atrapa y no te deja ir. En muchas oportunidades alcanza con un poema.

1.El habitante, de Carmen Villoro (Paraíso Perdido)
“Después la casa fue construida con sillas y sábanas, debajo de una cama o en la tabla superior del clóset. Cajas y traste sirvieron para acondicionar esos hogares efímeros en donde vivimos nuestros primeros romances, planeamos aventuras por el jardín, pero sobre todo comenzamos a comprender el sentido profundo del vocablo “casa”: el de la libertad por el secreto”.

2.Spectio, de Rocío Cerón (UANL/Tres nubes)
“Lo antes no visto, ahora visible. Lo antes no dicho, ahora suplicante, a gritos y murmullos, voz entre punto ciego y rutas alternas; las Pléyades o un bosque visto al vuelo de un nanosatélite en el momento preciso de la caída de un meteorito gigante –no advertido o visto- como lo transitorio de una época”.

3.Persona, de Yolanda Segura (Almadía)
¿Qué es ser persona? ¿Cuáles son los límites que separan al individuo humano con derechos de las entelequias a las que ciertos discursos deshumanizados lo intentan reducir? Las vicisitudes de la biología, el idioma como símbolo de identidad, la representación en la democracia, la máscara en el teatro antiguo, el documento que consigna pruebas para la identificación (huellas, fotografía oficial), la naturaleza de la persona en la literatura (¿nos referimos a lo mismo cuando hablamos de persona en un poema o en una novela?).

4.Un montón de escritura para nada, de Sara Uribe (Dharma Books)
“Queremos que escribas un poema a meses sin intereses.
Un poema abierto las 24 horas. Un poema con wifi.
Un poema creado para postearse en Instagram.
Un poema cuyo maquillaje no haya sido probado en animales.
Queremos, desde luego, un poema sin conservadores, un poema
bajo en grasas. Un poema descafeinado, deslactosado, sin gluten.
Pero, ¿quieren un poema o un chai latte soya venti?
Queremos una maquinita de hacer palabras
una caja de música sin bailarina
un juguete de control remoto con pilas incluidas.
El Poema Nóumeno.”

5.Emily, de Olga Gutiérrez Galindo (Ojo de Agua)
“…en los cuerpos abiertos en canal
hay algo estornino
en mi horóscopo:
llanto postmoderno
-mas quedo intacta
intacta
como tú entre mis dedos
y besos de lengua
querida
marginal el libido
marginal la vulva
marginales el alma y lo eléctrico”.

6.Últimos poemas en Prozac, de Fabián Casas (Planeta)
“Cuando uno no sabe qué hacer, hace un documental.
Ahora tiene que tomar el camino del faquir-
Cruza con las sandalias en la mano
el lago frío de esta zona. Va hacia la casa
del tenista que ganó Roland Garros:
Él ganó Roland Garrón. A un poeta
se le olvida más rápido que un paraguas.
¿Y a un marido?”

7.A ingrata línea quebrada, de Malva Flores (Literal)
“NO VUELVAS A CANTAR A lo Neruda.
Además ni te sale
aquel viejo oropel.
¿No ves que ya no hay esplendor
ni símbolo?
Metáfora
no hay.
Las palabras no sirven”

8.Pan de ceniza, de Guadalupe Galván (Caja Negra)
“La malva guarda su sombra
es la aguja de la hora
muelo semillas y lluvia
aleteos de pájaros que no he visto
sale polvo de palabras del molino
en la hendidura de la piedra escribo…”

9.Canicular, de Carolina Olguín (Mantis)
“Había un oro allá en la punta de mi cráneo
que aluzaba un cometa
las vértebras de un fósil a mitad de la noche.
Son esos claroscuros mi pena
las tardes sin desembocadura al antiguo mar
que era este valle”.

10.Puerto es naufragio, de Yamil Narchi Sadek
“Desaté
las aves de la torre
levanté el puente,
abrí las ventanas.
miré las barcas partir
y dejé abierta la boca
esperando el poema”

11.La habitación higiénica, de Mercedes Luna Fuentes (Mantis)
“En la privada donde tres enormes pinos
resguardan mis dudas
uno de ellos desea caer
sobre los cables
sobre las propias casas
los pinos esparcen alfileres ásperos de jade
cada día
renace el olor a aceite
su ácido sabor…”