Carmen Villoro

“Los artistas son los que han podido conservar la relación con el juego”: Carmen Villoro, autora de El habitante

En un libro editado por Paraíso Perdido, dedicado a su hermano Juan, la poeta habla de los espacios y de los objetos con que nos enfrentamos a diario en nuestra vida cotidiana.

Ciudad de México, 4 de mayo (MaremotoM).- Entrevistar a la poeta Carmen Villoro es quebrar las barreras que separan al Coronavirus de la palabra y poder hablar de El habitante, un libro editado por Paraíso Perdido, en donde ella habla precisamente de los espacios.

“Los espacios son abiertos o cerrados, como una plaza o una carta, una banqueta o un coche; hay los intermedios, como el balcón o como un edificio en obra negra. El habitante nos muestra cómo nos apropiamos, vivimos, extrañamos, recordamos, añoramos los espacios y las cosas. Habitamos y deshabitamos con los recuerdos, con la memoria, con el olvido, con la ausencia”, dice la sinopsis repartida por la editorial.

Carmen Villoro resume en una prosa poética muy alta impresiones sobre las cosas cotidianas de su vida. Con fotografías de José Luis Sánchez, recuerda ese ejercicio del ensayo: divagar en las ideas, observar con humor, tomar la ensoñación, voltear a la infancia, rememorar el amor, revivir las sensaciones y reflexionar sobre los hábitos, en un libro delicioso, dedicado a su hermano Juan, “porque en muchos momentos hizo habitable el mundo”.

El habitante
Una edición de Paraíso Perdido. Foto: Cortesía

–¿Es prosa poética lo que hace en El habitante?

–Sí, creo que si tratamos de poner alguna etiqueta de género, el género más adecuado desde mi punto de vista sería la prosa poética. Si bien son escritos en prosa, creo que están plagados de imágenes y de metáforas que nos llevan directamente a la experiencia poética, donde yo he desarrollado más mi trabajo.

–Ahora hay pocos libros de prosa poética

–Sí, es cierto, antes se usaba mucho más. Yo tuve una incursión en este género con otro libro que se llamó Jugo de naranja, que son también pequeñas prosas sobre lo cotidiano. Creo que una de las características de mi trabajo es este abordaje de lo que todos vivimos a diario.

–Están también las fotografías de José Luis Sánchez, también

–Sí, estas fotografías apoyan mucho el libro y dialogan con el texto de manera muy sensible. El fotógrafo tiene un ojo poético, sus fotografías ayudan a meterse en este estado contemplativo, significativo, que busca la poesía. Me quedé muy complacida con su participación.

–“Reconocerse y desconocerse al mismo tiempo, es la paradoja del espejo”… habla usted del espejo y donde se refiere al tema de la edad del ser humano

–Claro. El espejo es un tema que da para mucha reflexión, porque nos enfrenta con muchos temas humanos muy importantes, como la identidad, el paso del tiempo, lo inexorable, la muerte, la vida…el espejo refleja mucho de la condición humana y nos permite explorarla. Es un objeto y un tema que siempre me han interesado.

–Es un objeto misterioso y conforme pasa la edad, uno se ve y es un desconocido

–Cada vez que se mira uno al espejo se sorprende de ver a ese otro que no es exactamente el que uno tiene en su imaginario interno. Es un enfrentamiento cotidiano, violento, doloroso, sorpresivo, que nos permite descubrir otras cosas, las diferentes edades nos permiten explorar y son en ese sentido muy inquietantes y también tienen su parte maravillosa. Hay que descubrirlo y asombrarse con cada una de las etapas y con cada una de las situaciones que nos va poniendo la vida.

–Usted dice que “un juguete es un abismo”…

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–Es una pena que perdamos los juguetes de la infancia, porque los juguetes nos proponían un mundo de imaginación y de creatividad, pero claro que tenemos nuestros otros juguetes y el arte es un juguete privilegiado. El arte es una manera de jugar que tiene el adulto y que le permite el mismo gozo y la misma incursión que nos permitían el juego cuando éramos niños. De manera que los artistas en cualquiera de los ámbitos que exploran son los que han podido conservar esta relación con el mundo imaginario del juego que nos salva muchas veces de la realidad.

El habitante
El libro está dedicado a mi hermano, porque yo descubrí el mundo a su lado. Fuimos descubriendo juntos las calles, la ciudad y el mundo. Foto: Cortesía

–Habla del televisor, ¿Qué le pasa con él?

–La televisión ha sido durante toda mi vida una compañía y ha sido una ventana para muchas cosas. Creo que es un elemento que está en la casa, muchas veces en la habitación, donde uno puede asomarse al mundo exterior y también sentirte en este acogimiento íntimo. Yo hablo de la luz que se desprende de la televisión o esa voz que te acompaña y a veces hasta te arrulla. Es un medio donde muchas veces nos apoyamos para disolver la soledad. Así que cada objeto, cada mueble, cada elemento que tenemos en nuestras casas, cumple una función y tiene un significado mucho más allá del práctico. Nos relacionamos con ella de manera mucho más compleja.

–¿Hablaría hoy distinto de los zapatos que no nos llevan a ningún lado?

–Claro. Ellos tienen un significado muy profundo. Ahora hablaría de los zapatos como esos objetos anhelados que nos devolverían la posibilidad de estar cerca de los otros. O los zapatos cómodos, las sandalias, las pantuflas, que nos traen esta seguridad de estar a salvo, de la tragedia. Nos acogen. Siento estas sandalias que se adhieren a mis pies como otras plantas.

–Este libro que dedica a su hermano Juan, ¿cómo lo toma en su carrera? ¿le gustó Paraíso Perdido?

–Es un libro al que le tengo mucho cariño, porque salió hace algún tiempo una versión distinta, que luego reescribí. Ahora el que se pueda recoger esos textos de hace tiempo con otros nuevos, me parece que es otra vez revisar cuestiones que para mí han sido fundamentales como mi relación con los espacios. No hay personajes pero sin embargo están muy presentes los personajes; claro, el libro está dedicado a mi hermano, porque yo descubrí el mundo a su lado. Fuimos descubriendo juntos las calles, la ciudad y el mundo. Es un libro donde le agradezco su compañía silenciosa, pero está muy presente. Es un libro que me significa mucho personalmente y me encantó la edición…

El habitante
No hay personajes pero sin embargo están muy presentes los personajes. Foto: Cortesía Universidad de Guadalajara

–Es preciosa

–Sí, es preciosa y me parece que los editores le dieron un lugar muy digno, muy valioso a estas reflexiones, con esta edición tan bella y tan respetuosa.

–¿Qué están escribiendo?

–En este encierro me puse a terminar cuatro libros. Son dos libros de poesía que estoy escribiendo desde hace tiempo. Uno de ellos es un libro de recuerdos y el otro de actualidad corporal, es decir, qué significa ser mujer a los 60 años y mi relación con el cuerpo y con mi identidad como ser humano. Estoy escribiendo un libro de ensayo sobre el lenguaje poético y otro libro de retratos, sobre personajes que me han acompañado a lo largo de mi vida, entre los que está mi padre, el escritor Fernando del Paso, la escritora Margo Glanz y otros menos conocidos a quienes les quiero hacer un reconocimiento.

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