Ciudad de México, 26 de abril (MaremotoM).- “Los buenos artistas copian, los grandes roban”: esta famosa frase se le atribuye usualmente a Pablo Picasso, aunque en inglés también se la adjudican a T.S. Eliot, sólo que cambian la palabra “artistas” por “poetas”. Es famosa, además, por haber sido citada por Steve Jobs en una entrevista de 1994 y que cobró nuevamente popularidad al figurar en la película Piratas de Silicon Valley, que trata justamente sobre la relación Windows-Apple.
El contenido de la cita resulta polémico, pues si se le da una indebida interpretación resulta una justificación perfecta para el plagio, pero ¿quiénes somos nosotros para cuestionar a Picasso? Lo increíble es que la multicitada frase tiene un origen oscuro ya que nunca se aclara cuándo y en qué contexto fue dicha, lo cual no evita que se le dé un aura de autoridad.
Si bien no se encuentra la frase original de Picasso, sí es posible hallar cómo lo dijo T. S. Eliot en su ensayo sobre el dramaturgo isabelino Philip Massinger”, escrito en 1920 (aparentemente Massinger se había “apoyado mucho” en Shakespeare para su trabajo):
“Los poetas inmaduros imitan, los poetas maduros roban, los malos poetas desfiguran lo que toman, y los buenos poetas lo convierten en algo mejor, o al menos en algo diferente. El buen poeta integra su robo en un todo de sentimiento que es único, patentemente distinto de aquello de lo que fue arrancado; el mal poeta lo estampa en algo que no tiene cohesión. Un buen poeta tomará prestado generalmente de autores lejanos en el tiempo, o extranjeros en la lengua, o de intereses diversos”.
Es evidente la forma en que ha sido tergiversada la frase; se pierde toda la riqueza de lo escrito por T.S. Elliot y en su lugar nos queda una cita “citable”, predigerida, susceptible de ser mencionada en cualquier charla de café y que, por supuesto, se presta a justificar cualquier uso dudoso de obras de otros, dándose de paso aires de “grandes artistas”.
Eliot nos dice que el robo del buen poeta es integrado en un “todo de sentimiento que es único, patentemente distinto de aquello de lo que fue arrancado”. Esto lo ejemplifica el mismo Picasso, pues fue alguien que supo tomar conceptos del pasado para transformarlos en algo totalmente nuevo, como hizo con su obra titulada “Las Meninas”, “robada” de Las Meninas de Velásquez. (Obvio, no quiso robar sino reinterpretar o confrontar y por ello eligió una de las pinturas más famosas de la historia):
Más allá de la posible degeneración de la frase original de Picasso, cualquiera que ésta haya sido, es enriquecedor leer el texto original de T.S.Eliot para entender la idea de un creador sobre el origen de la inspiración, pues es evidente que, aun escribiendo en su rol de crítico, no podía deslindarse del todo de su condición de poeta.
Termino con otro fragmento del texto sobre Philip Massinger, en el que Eliot agrega:
“Sólo una parte de la imaginería de un autor procede de sus lecturas. ¿Por qué, para todos nosotros, a partir de lo que hemos escuchado, visto, sentido, durante nuestra vida, ciertas imágenes recurren, cargadas con emoción, más que otras? Tales recuerdos pueden tener un valor simbólico, pero no lo podemos determinar, porque vienen a representar las honduras de sentimiento a las que no somos capaces de asomarnos”.