Alejandro Márquez

MANUSCRITOS DE LA CIUDAD REPTIL | Apuntes sobre semiótica de los exorcismos en filmes

Ciudad de México, 10 de mayo (MaremotoM).- Dividiremos este pequeño ensayo en tres partes, relacionadas con los tres enfoques principales de la práctica semiótica: la pragmasis, la sintaxis y la semántica (a estas perspectivas de estudio sobre la significación se les conoce también como dimensiones de la semiótica).

La dimensión pragmática aborda la relación de los signos con sus usos (sus contextos, las situaciones de los usuarios en el acto de significación, comunicación e interpretación); la dimensión sintáctica estudia la relación de los signos entre sí (su organización, su “gramática”, sus reglas combinatorias); la dimensión semántica atiende la relación de los signos con sus significados (representaciones mentales / códigos culturales de reconocimiento y significación).

1.Dimensión pragmática de los exorcismos en filmes

a) Al parecer, siempre son humanos las criaturas poseídas por el / la / los demonios o seres invasores. No se sabe de animales poseídos (aunque sí que sean vehículos para la anunciación de los espíritus maléficos). Se explica quizás por el carácter naturalmente retorcido de la psique humana y el que la “posesión” sea de alguna manera la manifestación de un conflicto de visiones o paradigmas del mundo que no puede ser resuelto de manera asertiva y que por lo tanto da pie a un despliegue de barroquerías y efectos especiales.

b) Respecto al lugar donde ocurre el exorcismo, se observa que la mayoría de las veces se da en interiores (¿el demonio sufre de agorafobia?). Tal vez por efectos dramáticos, o para facilitar la post-producción, se llevan a cabo por la noche. Quizás las posesiones diabólicas son como las infecciones, cuyos síntomas se intensifican después del crepúsculo.

c) El contexto sociocultural varía, no hay un target específico para el demonio, aunque suele infiltrarse en familias de religiones monoteístas de amplio espectro propagandístico; en hogares con alguna mezcla de represión y de falta de atención, especialmente si en ellas pululan secretos inconfesables o falta de comunicación (aunque mucho tiempo de ocio). En las películas, los casos prototípicos son de adolescentes, la mayoría de las veces mujeres.

d) Siempre hay un familiar al pendiente o incluso al pie del acto de exorcismo (quizás para evitar que el cura fuera a abusar del menor –de por sí ya “poseído” por otra supuesta entidad protegida por la impunidad fantasmagórica–). A veces hay exorcismos en clínicas o laboratorios, monitoreados por cámaras –que suelen estropearse o recibir interferencias (hasta hackean últimamente; los demonios se actualizan a la par que los ovnis)– y con la asistencia de algún doctor o científico, quien suele personificar el rol del escéptico en la trama.

e) ¿Quién es el emisor del mensaje? ¿El demonio? ¿Alguien que se hace pasar por el demonio (en propaganda de bandera falsa)?

f) ¿Quién es el destinatario del mensaje: Dios, la institución eclesiástica, el sacerdote, la familia disfuncional, las bacterias, la prensa de nota roja?

g) No hay medicamentos para exorcizar (ya veríamos los anuncios: “¿su adolescente sufre de ira, ansiedad, posesión diabólica? Dele una dosis de Christcompelsyuplus en suspensión después de cenar”).

h) Nota: ¿Cómo identificar una “perturbación espiritual genuina”? (sería un estudio que merece atención por separado y que podría ser pagado por una compañía aseguradora contra “daños por posesión diabólica”).

2.Dimensión sintáctica de los exorcismos en filmes

a) Cuándo saber que el supuesto demonio ha sido expulsado del cuerpo: ¿hay una prueba de verificación? (algún encefalograma del lóbulo temporal, o bien ir a misa, ver Marcelino, pan y vino, besar una cruz, cantar villancicos, adornar un árbol de navidad, ponerse una túnica blanca o, en un reto más rotundo: hacer una buena acción espontáneamente (sin que se escape un movimiento de cejas o de comisuras).

b) Combinaciones involucradas: sotana especial (estola púrpura, morada, etc.), gorrito a tono, libro de tapa dura (¿Biblia? ¿Manual de exorcismos? ¿Sección Amarilla para llamar a un plomero de emergencias?), agua bendita y herramienta para arrojarla, artilugios-armamento místico, ¿se han visto banderines del equipo rival?. Observación: si el cura parece instruido, usa anteojos y maneja diferentes idiomas adquiere mayor credibilidad.

c) El exorcista invoca ángeles y arcángeles, apóstoles, mártires (y hace hincapié en su sangre o sacrificios; este recurso quizás señala la debilidad del demonio ante la pereza del camino a recorrer si busca hacerse del poder).

d) Uso de la fórmula: “(Nombre de la autoridad, normalmente Dios) comands you / compells you” (“te lo ordena”: el cliché original lo vimos en la película El Exorcista). Si los poseídos son adolescentes, es sabido que odian recibir órdenes sobre sus deberes, a pesar de que los tengan que hacer para ser recompensados. El demonio, en este caso, busca ingenuamente divertirse sin órdenes ni culpas; tal vez por eso un cuerpo en la edad de la punzada es más conveniente como soporte. No intente usted, por ejemplo, insistirle al demonio para que coma vegetales, apague el celular, haga sus tareas, arregle el caos de su cuarto (ya no digamos de la cuadra) o le jale al excusado sin esperar una reacción mentirosa o un vulgar despliegue de conducta agresiva.

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e) Paralingüística y otros signos o síntomas complementarios: risas en voz grave, carcajadas, asonancia, respiración asmática, sudoración cual adicto en abstinencia, levitación, relámpagos, niebla, temperatura cambiante, resoplidos, rugidos, escupitajos, vómitos, lengüetazos, secreciones, estigmas, manifestaciones de antimateria –¿quizás como correlato a el supuesto carácter de “(Anti)cristo”?–.

f) Cabe destacar también las posiciones anómalas que suelen adoptar los cuerpos, facciones y extremidades de los posesos. Seguramente tales aparentes errores de sintaxis o de ergonomía connotan lo retorcido de sus intenciones y las aberraciones que quieren sugerir con ello.

3.Dimensión semántica de los exorcismos en filmes

a) ¿Qué significa combatir al Maligno? ¿Es una entidad sobrenatural que tiene la culpa de todos los males del ser humano y de sus instituciones? ¿Funciona ante la justicia como los líderes de los cárteles?

b) El sacerdote encargado del exorcismo suele advertir que no hay que tomar por verdad las palabras del demonio, porque éste es perverso y quiere confundir.

A veces incluso habla en lenguas extrañas (¿pa’ qué, pues? Si quiere confundir necesita retórica y oratoria, en el mejor de los casos algún trabalenguas, pero en un idioma que pueda entenderse, para entretener y ganar tiempo; quizás solamente quiere llamar la atención o manifestar desacuerdo por su rol de antagonista). Por cierto, es importante indagar para qué quiere confundir o distraer, si en verdad trabaja para alguien más.

c) El demonio aprovecha tanta ventriloquía para sacar “trapitos al sol” de los presentes en el ritual, les echa en cara asuntos del pasado que los hacen sentir culpa, ansiedad, etc.; usa trucos de madre histérica, en vez de hacer surgir un volcán del suelo y destruir la civilización de una buena vez (tal vez la pereza se lo impide, o quizás no quiere la destrucción, sino solamente incomodar).

d) El demonio usa preguntas retóricas para confundir o generar distracción: “¿por qué tu dios hace sufrir a los niños de África, acaso porque es blanco y racista?”. O a veces suelta frases como: “¡Dudas de tu fe, sacerdote!” (proyección que hace para tantear el terreno de la autoridad eclesiástica y sus traspiés).

e) El demonio, en su síntoma “esquizofrénico”, le habla a veces de usted al padre (esto es, no lo tutea), como si estuviera en el confesionario, con voz de llanto fingido, arrepentimiento y lambisconería o doble moral. ¿Es un creyente, después de todo? ¿Es un conservador del mismo orden que pretende aborrecer?

f) “¡Señor, ten piedad de este siervo!” (ante tal frase del exorcista, el demonio grita como si lo estuvieran quemando con salsa valentina. A veces les salen llagas, sarpullidos, bolas de pus, excrementos, secreciones, posibles emoticones (en tiempos de la realidad aumentada, a través de dispositivos post-ouija). ¿Por qué el demonio es especialmente sensible a la “misericordia” de Dios (Ego te absolvo)? ¿Significa que su talón de aquiles pertenece al ámbito de la soberbia? (tal “lucha de soberbias” –una de las cuáles es, paradójicamente, misericordiosa– quizás sea el epicentro narrativo en este tipo de género auto-sacramental tan explotado en películas de terror). Por cierto: al menos en las películas, no suelen funcionar las fórmulas tipo “¡Huye, espíritu hostil!”; si recuerda usted la película El exorcista, al final el cura boxeador no ve otra solución que sacarle a madrazos el demonio a la niña y, cuando éste se transfiere a su cuerpo fúrico, salta por la ventana para regresarlo a quién sabe dónde (aunque el filme ya va para medio siglo, perdone usted este breve espóiler).

g) Verbos (acciones, secuencias), adjetivos (colores, aromas, atributos diversos): cada uno identifíquelos en su exorcismo predilecto para recolectar índices. En algunos filmes aparecen palabras “talladas” en la piel del poseso (a veces son “llamadas de auxilio” del organismo huésped, como si el demonio secuestrador fuera analfabeto y ese código en el rehén le pasara desapercibido).

h) En los diálogos y griteríos del demonio, deja entrever que hay jerarquías, un tipo de organigrama, incluso posibles conflictos en el interior de los círculos del infierno: ¿nuevas divisiones, posibles alianzas entre las facciones moderadas, mezcolanza de prácticas, contaminación de rituales? A veces el demonio habla en voz plural: “aquí con nosotros”, como si hubiera un cónclave o un panel de criaturas tomando decisiones (síndrome de personalidades divididas que a ratos explotan en un cacareo de romería); estos lapsos también asemejan un radiorreceptor de señales infernales (en películas recientes pueden usar bluetooth o apoderarse del wifi; más razón para usar huéspedes adolescentes).

Para terminar con estos apuntes semióticos, queda la pregunta: ¿y cuál es el referente de peso, el oscuro objeto detrás del ritual de un exorcismo? ¿El cielo, el infierno, ambos (el viejo truco del “policía bueno y el policía malo”)? ¿La fe? ¿La soberbia de la fe? ¿La incomunicación? ¿El resentimiento? ¿El poder?

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