México 1970

México 70, el fin de una era

Crónica de la mítica final entre Italia y Brasil. Pelé, Gerson, Jairzinho, Tostao, Rivelino, Clodoaldo y Carlos Alberto.

Ciudad de México, 25 de julio (MaremotoM).- Algún día la ciencia tendrá que ponerse las pilas. Porque no jodamos, alguna relación tiene que haber. Me niego a creer en que no haya conexión entre la incipiente calvicie y ser una máquina de generar juego. Pienso en Bochini. Pienso en Iniesta. Y desde hace unas semanas pienso en Gerson.

Hace varios días vi por primera vez la final entre Italia y Brasil del Mundial de México 70. Primer mundial televizado a color, con tarjetas y cambios. Es decir algo más parecido a lo que estamos acostumbrados. El arquero todavía (faltaban muchos años para que deje de hacerlo) podía agarrar la pelota con las manos si se la daba un compañero.

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La final fue la primera en la que el equipo que arrancó ganando fue el campeón. Tuvieron que pasar cuarenta años para que esto suceda.

Brasil es recordado por jugar con cinco 10: Pelé, Jairzinho, Rivelino, Tostao y Gerson. De todos ellos, Gerson es el menos recordado pero es sin dudas la figura de la final. Todos los avances de Brasil pasaban por sus pies. Él distribuía. Movía para un lado y después para el otro. Si los tanos se hubieran dedicado a taponarlo a él, en vez de darle y darle a Pelé y Rivelino, quizás el resultado hubiera sido otro.

A pesar de la violencia con la que jugó Italia, el primer amonestado fue Rivelino, win izquierdo de Brasil, por una falta que solo vio el árbitro. Cabe aclarar que por aquel entonces solo se repetían los goles y nada más que dos veces.

México 1970
México 1970, el Mundial de Pelé. Foto: Cortesía

Me resultó extraño que no haya quedado en el recuerdo que Brasil jugó contra Italia y contra el árbitro. Que dejara pegar era normal en la época. No que cada vez que un brasileño quedara en el piso no permitiera el ingreso de los médicos, mientras que cuando el jugador era Italiano dejaba pasar los minutos hasta que se recuperara. Pero lo más escandaloso es al final del primer tiempo. Pelé recibe un centro y queda solo entre el punto penal y el área chica. Había tantas chances de que eso no terminara el gol como de que los mexicanos no canten las mañanitas en un cumpleaños. Pelé define y es gol. Pero el árbitro dio por terminada la primera etapa cuando Pelé la estaba bajando. El partido iba 1 a 1.

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Después del manejo del tiempo y la geometría de Gerson, la figura fue Carlos Alberto el lateral derecho. Más parecido al Negro Ibarra que a Dani Alves, Carlos Alberto dejó un surco en la banda derecha. En el primer tiempo él tocó más la pelota que Tostao, Pelé, Rivelino y Jairzinho juntos. Más que merecido es que el recuerdo más marcado de ese gran equipo sea su gol faltando dos minutos para el final y después de que la toquen todos los delanteros.

¿Pero cómo viste todo ese partido y Pelé nada? No, pero me gustaba remarcar aquellas figuras que quedaron a la sombra. Es increíble lo que salta Pelé en el primer gol. Como así también las gambetas de Rivelino desafiando a la física y los guadañasos de tacuara que tiraban los tanos. Poco de Tostao, el famoso Pelé blanco. Jairzinho, autor del tercer gol solamente se enchufó cuando el partido estaba liquidado en el resultado y en los pulmones de los italianos que no aguantaron la altura del DF.

Cabe la aclaración. Hace poco hubo una charla por zoom sobre este Mundial en donde participó Farid Barquet Climent además de distintas personas ligadas al fútbol o a las ciencias sociales o a ambas de México y Brasil. Yo no la pude ver, por eso siempre es bueno tener un amigo tan ñoño como uno. Sebastián Chittadini me contó que en la charla se comentó que la dictadura brasileña había puesto bastante guita para que el plantel pudiera viajar mucho tiempo antes y de esa manera aclimatarse. Esto está bueno para ver que hay vínculos entre dictadura y un campeón del mundo, en otro país sudamericano. También para pensar que, si bien Pelé y Diego fueron campeones en el Estadio Azteca, en los dos casos tuvieron un buen período de aclimatamiento. Las finales no se ganan solo con talento.

Fuente: Lástima a nadie, maestro / Original aquí.

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