Hay un gran talento artístico del director, pero además la película funciona como un eje de sí mismo: el acusado se defiende poniendo un ejemplo de una injusticia histórica.
Ciudad de México, 3 de enero (MaremotoM).- Roman Polanski, nacido ocasionalmente en París, aunque es de pura cepa polaco, como lo demostró en tantas películas, sobre todo en El pianista, que le valiera el Oscar a Adrien Brody.
“Hay personas que pasan toda la vida sin grandes avatares, pero en mi caso no ha sido así”, dice el cineasta polaco Roman Polanski encogiéndose de hombros.
La imagen es una de las tantas del documental Roman Polanski: Mi vida, Mi cine, un relato del director frente a su amigo Andrew Braunsberg, donde cuenta su infancia en el gueto de Cracovia, una experiencia que también detalló en su libro de memorias, Roman.
El director de Chinatown escapó del campo cuando tenía seis años. También se salvaron su padre y su hermana, pero no su madre, quien murió en Auschwitz.

No fue la única tragedia que le estaba destinada al artista, de 86 años, quien debió padecer el cruel asesinato de su esposa, Sharon Tate, atacada por un grupo de fanáticos en Beverly Hills, comandado por el tristemente célebre Charles Manson (1934-2017), cuando estaba embarazada de 8 meses. Era 1969 y la rubia actriz y modelo tenía apenas 26 años.
“Es cierto que he vivido grandes tragedias, pero también he tenido grandes momentos de compensación por el dolor que he pasado. Es la gran paradoja de la vida. Las cosas funcionan así”, dice Polanski, que sufrió un arresto domiciliario en Suiza en 2009, acusado por un delito de 1977: la supuesta violación de la menor Samantha Geimer, quien tenía 13 años.
Entonces, el cineasta se declaró culpable de “relaciones sexuales ilegales” y pasó 42 días en la prisión de Chino (California), de la que fue puesto en libertad bajo fianza.
A finales de 1978, al día siguiente de una reunión entre sus abogados y el juez, Polanski se marchó a Francia y nunca regresó a territorio estadounidense.

De hecho, desde 1978 evita visitas a países que podrían extraditarlo y trabaja y vive principalmente en Francia, Polonia, Alemania y la República Checa.
En 2009, el cineasta acudió a Zurich para recibir el premio de honor del festival de cine de esta ciudad, que había programado una retrospectiva de su obra. Fue detenido en el aeropuerto.
Finalmente, no fue extraditado a los Estados Unidos, entre otras cosas por ser un ciudadano francés y no haber acuerdo de extradición entre ambos países.
LA NUEVA PELÍCULA DE POLANSKI
Ahora, a esta edad, condenado por el #metoo y puesto para gran parte de la sociedad como el gran acusado, como si sobre él fueran todos los crímenes de mujeres en el mundo, ha presentado su nueva película, El oficial y el espía, considerado su mejor filme desde El pianista.
Protagonizada por Jean Dujardin (muchos se preguntaban para qué había ganado el Oscar por The Artist y a muchos ha hecho callar la boca: “No he vuelto a Estados Unidos desde The Artist. Y no es postura, simplemente soy y nunca dejaré de ser un actor francés”), en el papel del coronel Georges Piquart, el militar que decidió enfrentarse a las mentiras y corrupción del ejército y devolver la dignidad a Dreyfus y el actor Louis Garrel, interpretando a la víctima. En la película también trabaja Emmanuelle Seigner, la esposa de Polanski y la música es de Alexandre Desplat.
Hay un gran talento artístico del director, pero además la película funciona como un eje de sí mismo: el acusado se defiende poniendo un ejemplo de una injusticia histórica.
“Mi trabajo no es una terapia. Pero reconozco que estoy familiarizado con muchos de los mecanismos del aparato de persecución que aparecen en la película y es cierto que me han servido de inspiración. Todo eso sigue persiguiéndome. Todo y nada. Es como una bola de nieve que cada temporada se hace más grande. Historias absurdas de mujeres que no he visto en mi vida y que me acusan de cosas que supuestamente ocurrieron hace más de medio siglo”, ha dicho Polanski en una entrevista publicada en las notas de producción.
“Es posible que se produzca un caso parecido. Tenemos todos los ingredientes para que suceda: acusaciones falsas, procedimientos judiciales pésimos, jueces corruptos y, sobre todo, redes sociales que condenan sin un juicio justo o sin derecho de apelación”, agrega.

“Es una película necesaria, condicionada por la época en la que sucedieron los hechos. Rodamos escenas dos días después de que el grafiti antisemita Juden! (judíos) apareciera en Bagelstein, una panadería de París propiedad de un judío. A lo largo de toda la producción, fuimos conscientes de lo que ocurría en el presente donde las muestras de antisemitismo han adquirido otro rostro. Es una película que debería proyectarse en las escuelas: muestra el significado del valor y la integridad”, dijo Jean Dujardin.
El oficial y el espía ha ganado en Venecia, donde no fue el director a recibir el premio.
“Roman estaba un poco obsesionado con esta película, así que efectivamente, durante el rodaje fue muy riguroso. Mimaba todos los detalles. Llegamos a dedicar dos horas antes del rodaje a practicar 30 veces cada escena. Y como estudió Bellas Artes, planificaba cada encuadre como si fuera una pintura”, dijo el actor al referirse a Polanski.