El director de Dharma Books no tiene empachos para establecer su futuro como una gran editorial independiente e internacional y no es demasiado optimista con respecto a las editoriales grandes, gigantes.
Ciudad de México, 1 de agosto (MaremotoM).- Nicolás Cuéllar: “La edición independiente es el futuro del libro”, como el director de Dharma Books, es condenadamente joven. Tiene 27 años y decimos la edad porque ha decidido no hacer negocios con un videojuego, ni estar atento a lo que dicen las modas, sino pelear en el mundo del libro, un mundo si se quiere “mafioso” o mañoso, donde el que sabe lo que sabe siempre es un poco en contra del que aparece con sueños y ganas de iniciar un proyecto.
“Tengo un alma vieja, la tengo desde chico”, dice con ternura, mientras también aclara que no es “cool”, ni es amigo de Diego Luna, que sólo hace libros, como un destino absolutamente innegable y que es esa hazaña la que ha podido interesar a una de las mejores poetas de México, Sara Uribe, a Antonio Ortuño (que publicará su tarea como periodista en esta editorial), a Luis Muñoz Oliveira, a Jaime Mesa, a Karla Zárate, que acaba de publicar Llegada la hora, una novela de la que ha dicho Bernardo Esquinca: “con arrojo y una visión aguda, la autora nos guía por los despojos de la sociedad y el tormento de los indeseables”.

–Dharma Books suena mucho, desde hace tiempo…
–Sí, hicimos mucha publicidad, sobre todo tratamos de buscar autores tanto consolidados como autores nuevos y esa ambivalencia nos da como ciertos nichos. Tenemos a autores como Antonio Ortuño, Luis Muñoz Oliveira, Jaime Mesa, Sara Uribe, Karla Zárate, quienes tienen una trayectoria interesante; llaman la atención en nuestra editorial, que cumplimos recién tres años.
–Eres muy joven tú
–Sí. Tengo 27 años. El mundo editorial es bastante complicado. Con mi socio y amigo teníamos muchas ganas de hacer una editorial independiente. Veíamos una posibilidad de hacer algo distinto, que es lo que tratamos de hacer, son diseños muy bien cuidados y al mismo tiempo un trabajo de edición con el autor, codo a codo, donde trabajamos el libro, no simplemente nos convertimos en una especie de imprenta. Queremos reforzar mucho a ese concepto del libro que muchos editores han conservado y de cierta forma darle también un giro nuevo.
–¿Qué es Dharma?
–Dharma es una palabra budista. El logo son tres pescados viendo a un mismo centro. Viene un poco de la huella de Buda y el sentido de buscar hacer lo que te gusta, haciendo el menor daño posible, aplicado a la literatura. Buscar imprimir libros que generen una conversación y no aportar simplemente a la sobreoferta de libros. Buscamos a escritores que escriban desde una necesidad y un malestar interiores. Textos que tengan vida.
–Planeta y Penguin Random House, que son tan grandes, favorecen un poco a las editoriales independientes, ¿es así?
–Es una ventaja, los grandes grupos editoriales ya entraron en una dinámica que están por encima de la naturaleza de la literatura. No puedes imprimir 60 libros al mes o más y mucho menos que un sello de narrativa publique más de 600 libros al año. Sencillamente, no hay tantos buenos libros ni tantos lectores. Crecieron a un nivel que para sostener a esa maquinaria terminan ahogando a sus propios autores, porque necesitan sacarlos para introducir algo nuevo. Eres novedad una semana. Están empezando a tener ediciones no tan bien cuidadas, libros que no valen la pena. Si ves la oficina de Random House tienen una oficina de 25 personas de prensa y un editor por cada sello. Te preguntas cuáles son las prioridades para la editorial.
–Me decía Alatriste la semana pasada que las editoriales grandes van un poco a lo que el lector medio pide…
–Sí creo. Justamente no puedes tener para poder complacer al lector promedio tienes que imprimir libros pensados como historias que se acomoden a tu vida. Uno de los valores de la edición independiente, como no tienes un grupo corporativo arriba de ti, nadie te dice qué tienes que editar. Hay mucha gente que te dice que dictaminaba para Random House o dictaminaba para Planeta, en realidad son como círculos de lectura que arman ellos y que van a buscar un libro que se ajuste a la edad, al estado civil, a los gustos. No lo ven al revés, no dicen, este libro qué va a aportar a la conversación.

–Lo que también es cierto es que estos cálculos les van muy bien a Planeta y a Random House, ¿tus números cómo son?
–Este año ha sido un gran año. Hemos tenido muy buenas ventas. Prácticamente en un mes recuperamos la inversión que hicimos para la novela Llegada la hora, de Karla Zárate, estamos hablando de adelante, de diseño, de portada, de impresión. Es una proeza para una editorial independiente. No tenemos deudas. Tenemos dinero para todos los compromisos asumidos este año. Estamos trabajando para darles a los autores un adelanto, como se merecen. No nos queremos escudar en que somos una editorial independiente y no vamos a pagar adelantos. No nos gusta y eso acaba haciendo mucho daño a la edición independiente que no haya formalidad entre nosotros. Justamente es ahí cuando los escritores prefieren en todo caso estar con grupos editoriales grandes.
–¿Cuál es el libro que más ha vendido?
–Hasta ahora Karla Zárate va a ser el más vendido en los próximos meses. El de Luis Reséndiz,Cinécdoque, que ahora salió su segunda edición en DeBolsillo. También estuvo el de Inti Santamaría, Evelyn, que fue libro del año para la revista La tempestad. Este año va a estar dura la competencia, vamos a publicar a Antonio Ortuño, a Luis Muñoz Oliveira, a Jaime Mesa, a Gloria Canales, a Sara Uribe.
–¿Cómo te manejas con los libreros?
–Ese fue un asunto que apenas este mes, después de dos años y 10 meses de existir, pudimos resolver. Con una distribuidora que en lugar de cobrarnos una comisión por venta nos cobra una iguala mensual y las ventas son para nosotros. Vamos a estar en todas las librerías. Con el Fondo debido a los cambios, eso no va a ser posible. Tenemos también venta en línea, que a nosotros nos funciona mucho.

–¿Tienen e-books?
–No, nos cuesta trabajo transmitir los diseños y las portadas en Kindle.
–Eres muy joven, nunca me fijo en la edad de los que entrevisto, pero en este caso tu edad tiene que ver en relación con el libro
–Lo de la edad no me molesta nada que lo trates. Yo lo tengo presente. Lo he hablado con mis autores y trato de que la edad no sea una especie de desconfianza inicial, respecto de mi trabajo como editor. La edad es una mera coincidencia. Desde muy joven tenía una obsesión de siempre tratar de ver los libros como editor.

–¿El libro es como una especie de mafia?
–El libro tiene mañas editoriales bastante enraizadas en la cultura mexicana. Se abrazan a ciertas prácticas nacionales que no comparto. Sí creo que hay un poco de mucha hipocresía con ciertas editoriales que dicen ser tus amigas, pero luego al final nunca comparten nada de tus logros. Hay una especie de recelo constante. Hay como cosas que son “cool” que Dharma no tiene y que otras editoriales sí tienen. Eso nos perjudica, porque la conversación no se vuelve sobre los libros sino sobre los editores. Raúl Aguayo, mi socio y yo, no éramos nadie en el mundo editorial. No fundamos la editorial después de ser famosos o después de tener libros publicados.
–¿Por qué Antonio Ortuño y Sara Uribe están con ustedes? Son escritores que deben de tener muchas ofertas editoriales
–En el caso de Antonio Ortuño, él tiene muy claro en qué sello tiene que ir cada cosa que escribe. Él publica narrativa en Planeta, cuentos en Páginas de Espuma y ahora esta versión como ensayística, de él como periodista, encontró casa en Dharma Books. Espero que sea el primero de muchos proyectos con él. En el caso de Sara, es una poeta maravillosa, súper potente, mucha luz y mucho fuego en lo que escribe. Aparenta ser una persona un poco seria, pero no lo es. Un día, de plano, en la Ibero me le acerqué y le hablé de Dharma. Le dije de la necesidad de que hubiera catálogos equitativos, publicar la misma cantidad de mujeres que de hombres. Le comenté que pocas mujeres mandan manuscritos a las editoriales.
–Tú eres miembro de una nueva generación de editores. Sin embargo, te niegas a los e-books, ¿cuáles son tus intenciones, tus motivaciones, al frente de Dharma Books?
–Hablando de los e-books creo que tuvieron un boom muy fuerte en el 2010, pero quebró Borders en los Estados Unidos. Todo el mundo pensó que era el fin del libro físico, pero luego se estancó el crecimiento del Kindle y hubo un repunte del libro físico. Tiene que ver mucho con mi generación. No lo hago por moda, porque genuinamente, yo tengo un alma vieja. No trato de combatirla, sino de abrazarla y de acompañarla. Tengo una confianza por la edición independiente y creo que la edición independiente es el futuro del libro. Los grandes grupos editoriales no van a poder sostenerse de la manera que lo están haciendo. Mis planes son fortalecer Dharma Books, no quiero venderle mi libro a una editorial de Francia para que lo traduzca y lo publique, yo quiero traducir el libro y venderlo en Francia. Ahora estamos en España, con algunos títulos. Ahí vamos.