¿Por qué escribo?

¿Por qué escribo? Yo lavo y tiendo oyendo jazz

Ciudad de México, 25 de mayo (MaremotoM).- Hace un rato que no escribía nada por aquí. Y hoy me pareció un buen día porque bueno, no todos los días se termina de escribir una novelita.

Y honestamente quise sentarme a hacerlo pensando en ti… querida amiga, querido amigo, que me has preguntado en una feria, en una escuela, en la calle… qué consejo te puedo dar porque quieres ser escritor.

Y aunque es cierto que siempre dan ganas de contestar: “¡Qué consejos voy a dar yo, que no sé ni dónde tengo puesta la cabeza!” (Lo cual, además, es cierto)… de pronto hay días que sí dan ganas de decir cosas.

Hoy, por ejemplo.

Te diría que está muy bien proyectarte en el futuro. Verte a ti mismo (porque se vale soñar y todo eso) en ese sitio que parece llenar tu expectativa.

En el asiento 13F de un vuelo internacional, yendo a la FIL tal.

En el podio de los galardonados al sonado premio tal.

En la foto de media página del prestigioso periódico tal.

Pero lo cierto es que, en realidad, todo eso, cuando llegue, ejem, verás que sólo “parecía” llenar la expectativa.

Te puede interesar:  Más de 80 actividades literarias ofrecerá la Feria del Libro de Cuicuilco en su primera edición

En realidad todo estriba en el simple y cotidiano hecho de que un día como cualquier otro (éste, tal vez), terminarás una novelita (acaso ya lo hayas hecho) y, después de estirarte en tu silla, saldrás del estudio y dirás a voz en cuello: “Terminé la novela”, y alguien te contestará, “Qué bueno. Lavas los trastes y tiendes la ropa. Nos vemos en la tarde” (Como seguro te habrá pasado un millón de veces).

Mi simplísimo consejo es que te hagas a la idea, de una vez y para siempre, que es eso, y no otra cosa, lo que _en realidad_ llena la expectativa.

(Y si ya te ha pasado… adivina qué).

Porque en este momento nada nos distingue a ti y a mí. O probablemente sólo esto: que yo lavo y tiendo oyendo jazz.

Así que dejémonos de falsas ideas. Manda esa novela al concurso o a la editorial, acomete la siguiente… y sigue viviendo (y lavando y tendiendo, ni hablar), que es lo que hacemos todos los escritores.

Y ya me voy porque también tengo que sacar al perro.

Comments are closed.