Ciudad de México, 16 de diciembre (MaremotoM).- Quien compre El día que no fue, la novela más reciente de Sandra Lorenzano, creyendo que va a encontrar ahí la historia del rompimiento de una relación amorosa entre dos mujeres a causa de los celos (ese “monstruo de ojos verdes”, como escribe la autora), se va a sentir, por lo menos, parcialmente decepcionado.
Sí, la novela trata sobre esto, pero también sobre mucho más. El rompimiento es el disparador (¡curiosa y nunca tan oportuna palabra!) del miedo, y con éste, de la memoria. El trayecto al revés hacia la infancia y la muerte de un bebé largamente esperado, que nunca llegó a ocupar la cunita blanca que ya lo esperaba en la habitación de sus hermanos; un bebé que sería enterrado como NN Lorenzano.

El camino de regreso hacia ese otro miedo, el de los 16 años, cuando no se podía salir sin el DNI (documento de identidad en Argentina), porque en cualquier momento detenían el autobús y los bajaban a todos, y los cacheaban, y no todos regresaban para seguir su camino.El miedo a escuchar un diagnóstico-sentencia de muerte, una tarde fría, a las 4, y sentir la mano de la madre encima de la propia.
El miedo a que un picahielos atraviesa la carne, pase entre las costillas, a volverse una más entre las estadísticas de una ciudad, de un país de muertas.
Pero también la memoria: el sandwich de dulce de leche en la playa, el dicho de la infancia “¿con melón o con sandía?” (y el lamentarse haber lastimado a melón por elegir a sandía), los idiomas que han quedado en el cuerpo de varias generaciones de una familia, el descubrimiento de una piel suave, cuando ambas fueron hoguera.
Fuente: La libreta de Irma. Original aquí:
Me encanto el libro!! Llore! Llore y llore! Besos Sandra e Irma!! ❤️😘