Ciudad de México, 20 de febrero (MaremotoM).- En el 2008, Hugo Hiriart publicó un pequeño ensayo sobre Memorias de cocina y bodega, del maestro Alfonso Reyes, donde apunta que ese libro hay que “comerlo buscando sus dos mejores materias nutritivas: el encanto (cualidad suprema del arte culinario del maestro) y del tono coloquial (su único vehículo feliz). El libro es una conversación nutritiva y deliciosa, una conversación a manteles”. Sin lugar a dudas la literatura es algo que paladeamos cual manjar y ansiamos compartir con los demás.
Ese deleite ocurre con un libro de Francisco Hinojosa: La peor señora del mundo, publicado en 1992 por el Fondo de Cultura Económica en la colección “A la orilla del viento” con ilustraciones de Rafael Barajas El fisgón. La historia narra las vicisitudes de una mujer temida por el pueblo de Turambul debido a su mal carácter porque es “mala, terrible, espantosa, malvadisima. La peor de las peores señoras del mundo. La más malvada de las malvadas”. Sin embargo, el cuento no sólo se ha quedado en el papel, ha trascendido otros horizontes y llegado hasta el tablado mexicano desde hace ocho años, haciendo reír y divirtiendo tanto a niños como a adultos.

La obra es minimalista, cuenta con una escenografía modesta que en en el fondo recrea a la mítica ciudad de Turambul, una maleta de color rojo que contendrá la “magia” propicia para el devenir teatral y un banco de color azul donde el inmenso ser de La Peor Señora —interpretado magistralmete por Angélica Escamilla— descansará de cuando en cuando.

La fantasía comienza con Monique (Epy Vélez) y Luca (unas veces Grecia Valenzuela y otras más Mariana Teyer), las encargadas de dar vida a los personajes que nos llevarán de la mano por la historia creada por Hinojosa y hecha teatro por Martha Torres. Ambas, antes de comenzar un ensayo, abren la maleta roja, propiedad de la abuela de Monique, y encuentran La peor señora del mundo, así que deciden leerlo. El libro las atrapa. La caja de Pandora se abre de pronto por la curiosidad de saber, lo que desconocen es que de ese libro saldrá una de sus peores pesadillas: La Señora Peor. A partir de entonces comenzará el viaje que nos invitará a ser, al mismo tiempo, testigos y parte del pueblo de Turambul.
Luca y Monique dudan por un instante de que aquella mujer que se les aprece delante sea La Peor Señora, hasta que se percatan de que tiene 2 colmillos grandes y afilados, fuma puro, uñas rojas y filosas, botas grandes y feas, así que no hay duda de que ese personaje temido por todo un pueblo (y que les da a sus hijos comida para perros en lugar de cosas nutritivas) ha salido de la ficción literaria para insertarse en la ficción teatral con la que tendrán que lidiar Luca y Monique por su avidez de leer.
Uno de los momentos más significativos de la obra es cuando Monique debe representar una paloma para darle gusto a ese ser infernal. Lo significativo es que ese es el único ser vivo que queda en el pueblo —como en la caja de Pandora la Esperanza saldrá hasta el final después de todos los males que aquejan al mundo— luego de que todos los habitantes han decidido marcharse por los malos tratos de La Señora Peor. Esta señora alimenta a la paloma con chile y vinagre, no obstante, se preocupa por ella cuando la ve a punto de morir, puesto que no es su intención matarla porque la necesita viva para no sentirse sola, unicamente pretende hacerle de vez en cuando una pequeña travesura, pero esas travesuras tan pesadas harán que paulatinamente se vaya quedando sola, a tal extremo que los habitantes deciden exiliarse de ahí antes que seguir soportando sus malos tratos.

Debido a esta soledad en la que se halla La Señora Peor, manda un mensaje con la paloma a los desterrados para que vuelvan: Quiero que me perdonen. He recapacitado y creo que yo era una mala persona. Ya no volveré a ser como era antes. Para que me lo crean, me voy a dejar pisar y rasguñar por todos los que quieran hacerlo.
La gente decide regresar y hacer caso a su petición, porque vislumbran un poco de esperanza en la palabra de ese ser terrible. Un bombero es el primero que va y la golpea, le siguen un lechero, una enfermera, Panchita y Susanita; sin embargo, los golpes de ellos no se comparan en lo más mínimo con la fuerza y corpulencia de ella, así que ni cosquillas le harán, salvo un pequeño dolor en su colita a causa de una inyección propinada por la enfermera.
Una vez que todo parece estar en aparente orden, La Peor Señora construye una gran muralla para impedir que la abandonen de nuevo, ese gran muro será una metáfora de todos los diques que nos construimos conforme vamos creciendo y nos impiden abrirnos a los demás. A partir de entonces los habitantes de Turambul deben ingeniárselas para librarse de su yugo, así que recurren al anciano más sabio del lugar que, con su experiencia, les recomienda que la engañen aceptando y celebrando todas sus atrocidades con la finalidad de que deje de hacerlo. Llevarle la contraria. Psicología inversa. Los primeros en ponerlo en práctica son sus hijos con la comida: le dicen que no quieren nada nutritivo, sino comida para perros, pero desafortunadamente se ha terminado, y ella les obliga a comer cereal, pero ellos se niegan argumentando que no quieren eso, sino en manjar enlatado propio de los perros; esto la desconcierta, puesto que siempre han renegado de ese alimento. Para pensar bien las cosas decide ir por un pequeño snack y esperar que todo se normalice. Se come un león, un elefante, una jirafa y, de paso, unas tarántulas. Esto nos habla de su talante y su fuerza; sin embargo, al volver descubre que la gente sigue demasiado tranquila con sus “bromas” y nadie se inmuta ante su violencia, así que comienza a desesperar.
Algunos turambulenses celebran el muro que construyó así que lo derriba. Celebran su tacañería y mal corazón, así que se muestra dadivosa. Celebran sus golpes y deja de golpear. La peor es confundida a tal extremo que Luca y Monique aprovechan esto para hacerla volver al libro de Pancho Hinojosa de donde salió únicamente para demostrar que la imaginación es increíble cuando estás leyendo, hasta parecer real.

Además comprueba que no hacen falta grandes teatros para divertirse un domingo en familia. La peor señora del mundo, de la compañía Animista Teatro, se presenta todos los domingos hasta el 31 de mayo en la sala B de La Teatrería ubicada en la calle de Tabasco #152, col. Roma a las 13:30 h.
Es una obra que no sólo vale la pena porque cuenta con actrices de primera línea, sino porque crea una sinergia con el público donde todos queremos ayudar a los personajes contra las maldades que les hace La Peor; asimismo, los adultos volvemos un poco la vista a ese niño interior que le ha dado por construir muros con el paso de los años, nos permitimos reír y darnos cuenta de las maravillas que otorga la lectura. Podríamos decir que todo teatro cabe en una maleta roja sabiéndolo representar y que —aludiendo al banquete de los libros— saldremos muy bien nutridos luego de ese festín que nos damos en 40 minutos de manteles largos provocando por todo el elenco. ¡Mucha mierda!
Excelente
Gracias. Ojalá puedan asistir. Vale la pena.
Gracias por la nota 🥰
Un gusto enorme! Abrazos
Excelente obra la mejor👏👏👏
Suscribo. Para grandes y no tan grandes!
Excelente obra la mejor!!!
Yo la he visto por lo menos unas 6 veces y cada vez encuentro algo diferente y divertido , me deja reflexionando sobre ciertos temas que se abordan en esta obra , de verdad vale la pena verla 😉
Así es, siempre hay un elemento que la hace diferente, creo que es el público y sus ocurrencias las que contagian a los actores y viceversa. Ojalá llegue a más público en lo sucesivo. Abrazos