Porque me gusta mi vida y estoy orgullosa de ella. Porque tengo cosas de las cuales estoy orgullosa. Porque he festejado goles. Y porque me he levantado de situaciones horribles. Porque conozco el dolor y también la felicidad. Y acá estoy, básicamente viva.
Ciudad de México, 9 de julio (MaremotoM).- Si, soy gorda. No me ofende que me lo digan. Lo soy desde muy chica. Cuando era adolescente si me afectaba. Me sentía horrible y poco digna de amor. Un día me crecieron las tetas y las cosas cambiaron bastante.
Aprendi que hay personas que te van a querer o desear seas gorda o flaca. Y otros que no lo van a hacer, seas gorda o flaca. También aprendi que hay hombres a los que no les gustan las gordas y otros a los que sí.
Y otros que no sabes si le gustan gordas o flacas, pero sí sabes que les gustas tú, seas como seas. Aprendes a ser feliz aunque no te guste lo que ves en el espejo. Y también a sonreír esos días que si te gusta.
Otra cosa que aprendes es que hay cosas que no sabes o no podes cambiar y eso enoja, frustra y duele. Pero un día te das cuenta que no podes pasar la vida lamentando lo que no consigues. y te decides a vivir, sin que te martirice la mirada de lo demás.
Y también aprendes que aunque vivas tu vida siempre vas tener un momento de sentirte mal contigo misma. Cuando vas a una piscina. Cuando te pones un vestido de novia por primera vez. O cuando te arreglas para una cita con la que estás emocionada.
Tus amigas flaquísimas y hermosas te cuentan que eso también les pasa a ellas y entiendes que por ahí todos somos un poco víctimas de la mirada de los demás, pero más aún de la mirada de una misma. Que todas nos van a querer y no querer, a todas nos van a dejar alguna vez.

No, no es lindo ser gorda, pero es parte de lo que soy y no me ofende que me lo digan, sobre todo cuando veo la intención solapada de ofenderme, que básicamente me hace reír por dentro. Porque, ¿saben?, a esta edad ya aprendi muchas cosas , entre ellas a reírme de mí.
Y ademas a reírme de quienes no tienen mejores argumentos, porque en general suelo tener mejores argumentos que la gente tan básica.
Después de cierta edad entiendes que es tiempo de pensar en la salud y que es necesario seguir intentando como cambiar eso que te puede hacer mal.
Pero mientras lo intentas y a veces fracasas, sigues viviendo. Porque ya sabes que la vida no es lo que dicen los demás.
La vida es lo que haces mientras intentas cambiar lo que quieres o tienes que cambiar. La vida es lo que haces mientras fracasas y aun así sigues intentando.
La vida es todo lo que haces, lo que sueñas, lo que te duele y lo que te da risa y no solo el espejo.
Los que me dicen gorda no pueden ni imaginar lo cruel que uno puede ser con una misma y en comparación, lo poco que te impacta entonces lo que te dice un otro que no te conoce.
Lo que desconocen por completo es que, con cada dolor, con cada fracaso, con cada cosa fea que paso, igual, si a los 12 años cuando odiaba al espejo y me odiaba a mí misma y estaba muerta de miedo con el mundo, si me decían como iba a ser mi vida hoy, firmaba igual y contenta.
Porque me gusta mi vida y estoy orgullosa de ella. Porque tengo cosas de las cuales estoy orgullosa. Porque he festejado goles. Y porque me he levantado de situaciones horribles. Porque conozco el dolor y también la felicidad. Y acá estoy, básicamente viva.
- Graciana Peñafort. Es abogada de Cristina Kirchner y directora de Asuntos Jurídicos del Senado. Cuando puede, escribe.