“Vivimos en un país como este y en un país como este uno debe seguir haciendo literatura”, dice el escritor Jorge Galán, autor de la preciosa La ruta de las abejas (Océano), una novela para jóvenes.
Ciudad de México, 8 de julio (MaremotoM).- ¿Una historia como Juego de Tronos hecha en El Salvador? Bueno, la historia no es como la de George RR Martin, pero cuando uno escucha hablar de ese país, enseguida piensa en dos cosas: Una en Roque Dalton (1935-1975) y en Horacio Castellanos Moya, el gran escritor de esa zona donde uno encuentra la muerte más que la vida.
Pero no es del todo así.
Desde el país de los sueños para una nación que cuesta que se quede dormida, llega La ruta de las abejas (Océano), escrita por Jorge Galán, nacido en San Salvador en 1973, que ha realizado poemas y novelas dedicadas a la violencia que lo circunda, pero lo que más le gusta es inventar estas historias fantásticas, con una prosa preciosista y hacer volar la imaginación a los más jóvenes.
Lobías Rumin está seguro de una sola cosa: detesta su vida. Él no cree que su destino se encuentra en Eldin Menor, un pueblo donde lo consideran un chico flaco y sin herencia, que vino de las islas inventando locas historias y trayendo malos augurios al pueblo. Es por eso que cuando conoce a Nu y a Lóriga, dos viajeros que buscan cruzar el Valle de las Nieblas y llegar al Árbol de Homa, decide ir con ellos. Pero adentrarse en el Valle de las Nieblas es la travesía más loca que ha escuchado Lobías: es un territorio muy temido y nadie sabe lo que hay más allá de esa bruma que nunca se disipa, por lo que durante siglos nadie ha osado atravesarla. Hasta que Lobías, Nu y Lóriga lo hacen.
Esa es la sinopsis de la novela, de este escritor que ha comenzado su aventura en la literatura juvenil con El sueño de Mariana (2008, Premio Nacional de Novela de El Salvador) y los libros infantiles El premio inesperado (2007), Los otros Mundos (2009) y El hechizo del mago, publicado en la colección del Premio Charles Perrault de Cuento Infantil y por el que fue galardonado con el Premio Nacional de Teatro Infantil en el mismo año.
Publicó también en 2013 La habitación al fondo de la casa y en 2015 Noviembre, que lo hizo ganador del Premio de la Real Academia Española a la mejor novela publicada ese año.

–La ruta de las abejas ha sido escrita en El Salvador
–Lo que quiero decir es que cuando inicié en esta pasión de la literatura, lo que elegí fue a J. R. R. Tolkien, leyendo por supuesto a Philip K.Dick, a Lovecraft, me hice lector a los 17 años, cuando descubrí esta clase de literatura. Para mí escribir este tipo de historia es volver al origen de todo. No las había escrito, pero siempre estaba ahí.
–¿Siempre estaba con usted Lobías Rumin?
–Sí, siempre estaba conmigo. La primera imagen que tuve, cómo fui creando la historia…
–Cuando uno entrevista a alguien de San Salvador, enseguida se pone formal y empieza a pensar en la historia y la tragedia de ese pueblo…
–Yo he escrito otra clase de novelas, he escrito una novela donde cuento los asesinatos de unos jesuitas durante la Guerra Civil, siempre estoy muy pendiente de lo que pasa aquí. Incluso una historia como esta, como La ruta de las abejas, invento unos personajes que van por la niebla perpetua y esa bruma de manera simbólica es mi propio país. Cuando uno vive en un lugar como El Salvador, donde la injusticia social está en la cotidianeidad nuestra, los índices de asesinatos y violaciones son apabullantes, te intentas explicar dónde está esa bruma.
–¿Vivir contra la violencia nunca le dio para irse de su país?
–Yo tuve que marcharme de El Salvador, sobre todo después de haber publicado mi novela Noviembre, ahora he vuelto. A pesar de cómo es el país de uno es casi imposible separarse. Mi alma siempre estaba vuelta hacia El Salvador.

–El Salvador ha visto torcidos todos sus sueños…desde Roque Dalton hasta acá, no ha tenido ningún respiro
–Roque Dalton es nuestro mayor poeta, al día de hoy, sus asesinos no han sido juzgados y su cuerpo no ha sido hallado nunca. La historia de Roque Dalton se repite a lo largo del siglo XX, la muerte de monseñor Romero, la muerte de los jesuitas en la universidad, pero si hablamos de la historia de El Salvador es una historia de masacres. Ningunos de los autores han sido juzgados o condenados. Vivimos en un país como este y en un país como este uno debe seguir haciendo literatura.
–Me resulta grato hacerle una nota por La ruta de las abejas…, una literatura esperanzadora ¿Lo considera así?
–Bueno, no sé si considerarlo porque uno no piensa en esas cosas, pero escribo una clase de literatura que tiene más que ver con los sueños, con las ilusiones, con eso que fuiste cuando eras joven. Cuando yo era joven quería escribir este tipo de historias y luego las dejé de lado. Nada me lo impedía, salvo yo mismo. Aunque viva en El Salvador, puedo escribir cualquier tipo de literatura. No tengo que hablar inglés para escribir un libro de fantasía. También he escrito otro libro relacionado con los jóvenes, pero lamentablemente nada que ver con la fantasía, sino que somos un país lleno de violaciones. Me tocó saber de una chica que había sido violada, embarazada y como abortó, está cumpliendo 30 años de cárcel. Ese caso me impresionó mucho.

–¿Es la colonia todavía que tiene una influencia en El Salvador?
–Es una vida espantosa, de jóvenes, que rescato en mi novela. Cuando hablamos de ese tipo de injusticia tenemos que retrocedernos a un siglo o más y a mucha gente que cree que eso está bien. Una sociedad machista, una sociedad que condena antes de salvar a los inocentes.
–¿Lobías Rumin se atreve a cruzar la niebla?
–Sí, se atreve a cruzarla y a ver qué hay más allá.
–Hay una prosa preciosista en su novela, teniendo en cuenta que a veces se escriben con la mano alzada, creyendo que a los jóvenes no les importa
–Cuando uno escribe este tipo de libros trata de dar lo mejor de sí. Aunque sea un libro de fantasía, he cuidado el lenguaje, la frase, el ritmo. Como en todos los géneros siempre hay novelas que no cumplen ese grado de nivel, pero también creo que los grandes novelistas me han enseñado que una novela de fantasía puede ser también una obra de arte.